Siglo XXI. Corría el año 2014, a principios del primer mes. El sexto día, exactamente, los Reyes Magos pusieron rumbo a las casas del mundo, que esperaban con ansias su llegada en la noche, mientras todos duermen. Intentando cumplir expectativas o llegar, al menos, a alegrar a la gente por un rato, los Reyes han de leer millones de cartas, comprar tantísimos regalos y demás actuaciones que ignoramos. Ya es hora de que se actualicen un poco, ¿no?
Lo primero que les aconsejaría a los Reyes Magos para que trabajen de una manera más fácil y cómoda es que tuvieran Twitter. Algo así como @ReyesMagos, sencillito, para ser localizable a la primera. Ciento cuarenta caracteres en los que orientarles durante esta época: mensajes directos para los que no quieren que se conozca lo que desean. También crearles una cuenta en Facebook, tanto a todos en conjunto como a cada uno. Fotos de sus reuniones cuando leen las cartas de todos los niños, sorteos para ser la primera casa en la que dejan los regalos o poder conocer a los camellos… Y pobre el que no le dé a ‘Me gusta’ a algo, que se queda sin regalos. Eso sí, como pongan el botón de ‘No me gusta’, agárrate y no te sueltes… Como tercero, que se bajaran Foursquare, claramente. A ver, ¿qué niño no se intenta quedar despierto para poder ver a los camellos de los Reyes Magos? Recuerdo ser uno de ellos, hacerme el dormido y, a hurtadillas, asomarme por la puerta del salón (y recuerdo también lo que vi: pobre de mí). Con esta gran aplicación, sabríamos por dónde van los Reyes Magos, cuánto falta, cuándo llegan… “Los Reyes Magos acaban de hacer checkin en la casa de Baltasar – nos faltan dos minutos para salir a la aventura” […]. “Los Reyes Magos han hecho checkout”. Estaría curioso… pero más aún si usan un GPS en vez de la estrella para guiarse. Entonces duda por un momento que tus regalos lleguen a tiempo, que no siempre son buenos guías.
Podrían optar por tener su propio blog: “Melchor, Gaspar y Baltasar: lo tenemos y sabemos todo, papis”. Un lugar donde hablar del niño Jesús, de su oro, de su mirra y de todo lo que quieren dar cada año. Podrían también opinar de sus tocayos los Reyes de España, haciendo comparativas que, seguramente, darían mucho de lo que hablar. O hablar de lo que la política del PP consigue favorecer a España, lo que ellos podrían hacer los 364 días del año que no trabajan repartiendo regalos. Conoceríamos sus secretos, a dónde se van de vacaciones los meses de verano. O, quizás, de cómo emprender en ese negocio y no arruinarse, aunque difícil lo veo.
Y si quieren ya ser unos Reyes 2.0, les faltaría ser usuarios de YouTube y crear su propio canal, con video reportajes de sus viajes, realizar montajes cómo viven en sus camellos el largo viaje de entrega, hacer un video blog con las experiencias de su vida, o mostrar reacciones de los niños al recibir los regalos mediante vídeos que les mandan a su Twitter y Facebook; hacerse una cuenta en Flickr, con fotografías de lo más pedido para esas Navidades, lo que podrías pedir y lo que ya no queda en existencias… Vamos, a lo último del mercado.
Si los Reyes Magos consiguieran pasarse al mundo 2.0, quizás tendrían más facilidades a la hora de realizar su trabajo. En cuanto a mí, a pesar de ser una ventaja que tengan redes sociales, no me afecta en absoluto. La carta de los Reyes Magos nunca llega; más bien, nunca llego a escribir nada. Si lo hiciera, sería algo tal que así:
“Queridos @ReyesMagos. Nada más daros las gracias por haberme dado cada año lo que hoy sigo conservando con el mayor cuidado posible: familia, amigos, salud, un techo y unos valores para apreciar lo que tengo en mi vida. No necesito más… tengo todo cuanto deseo”.
Me pasaría de los ciento cuarenta caracteres, pero realmente no necesito ni enviarlo. No necesito nada más. Aunque si caen unas botas o un abrigo, oye, que no se los voy a impedir… Eso si llegan, claramente, que el Google Maps se las trae…
@arunchulani