Poder celebrar la llegada de un nuevo año es algo tan importante como un cumpleaños. Me propuse hace algún tiempo intentar celebrar la llegada de cada nuevo año en un lugar distinto y ya van unos cuantos.
Más que dinero hacen falta ganas, en ocasiones ganas de sacrificarse para hacer que todo cuadre, pero recuerda que nadie te ha dicho que sea fácil, aunque se puede hacer. No es necesario irse muy lejos o gastar demasiado dinero. Llevo viajando con recursos propios desde los 19 años y cada día tengo más claro que el dinero no da la felicidad aunque ayuda.
Hace tiempo que comprendí que tras la salud, el mayor tesoro que tengo es mi tiempo. Segundos, minutos, horas… no podemos detenerlo. No se puede acumular, ni devolver, ni retroceder, tampoco avanzar ni evitarlo o tocarlo. El tiempo, nuestro tiempo, es algo que todo el mundo debería tener presente para poder decidir qué quieres hacer con él.
Cuando era un niño, mi madre me propuso un ejercicio que me ha sido muy útil durante la vida. Recordar todas las cosas que había hecho durante el día para analizar lo bueno y lo malo, dónde me había portado bien o cuándo mal. Ahora que soy adulto, esa reflexión me sirve para comprobar qué hice con esas últimas 24 horas.
Reflexiones de este tipo me llevaron a dejarlo todo y dar una vuelta al mundo. Me di cuenta de que como mejor podía emplear el tiempo era viajando. Se trata de hacer que ese tiempo cuente. Es algo que solo nosotros podemos hacer, no se pude encargar a otros que lo hagan en nuestro nombre. Tampoco lo podemos comprar. Nadie sabe qué día será el último.
Durante años he tenido la oportunidad de charlar con otros viajeros sobre este asunto. Unos tumbados sobre la arena de una playa cristalina, otros observando una inmensa montaña o sentados en las escalinatas de una catedral en una viaja ciudad, haciendo largos recorridos en tren o navegando por bellos ríos… todos en algún momento han respirado hondo y han dicho: “esto es vida”.
Es cierto, la vida no es un cruel camino lleno de obstáculos como algunos pesimistas y conformistas nos tratan de convencer. No hay que dejarse llevar por aquellos que siempre tienen un pero para todo. Es cierto que es más fácil encontrar una excusa que encontrar la felicidad, pero buscar esto último es mucho más divertido.
La vida es la suma de todo el tiempo que disponemos para ser felices, y podemos serlo durante buena parte de ella. En Bután tienen un ministerio de la felicidad y en la carta de independencia de los Estados Unidos, recogen como derecho fundamental la búsqueda de la felicidad.
Así que, amigos viajeros, les quiero proponer que durante 2014 dediquen todas sus fuerzas a buscar la felicidad, aquí, allí o más allá… Les espero con una sonrisa si aún me queda tiempo.
