Pocas reuniones son más excitantes que una asamblea de la comunidad de vecinos. A uno le sudan las manos minutos antes del encuentro, a saber: ¿Asistirá la vecina sorda que se empeña en que el chico de mantenimiento no limpia los cristales del portal como “ dios manda”? ¿Acudirá el vecino moroso que debe una anualidad de los gastos de comunidad, o la parejita de rockeros recién llegada al edificio y habrá alguien que les diga que al resto de los vecinos la música post punk a todo volumen nos jode las siestas?… en fin. Cada comunidad tiene su cruz y la nuestra da para una tesis doctoral, o dos.
Otras reuniones tienen aparentemente un carácter mucho más civilizado. Por ejemplo la mantenida en Washington por el presidente del gobierno Mariano Rajoy con su homólogo Barack Obama. Según rezan las crónicas del encuentro, el presidente norteamericano alabó el liderazgo de Rajoy para reducir el déficit, recuperar la financiación en los mercados y conseguir crecimiento económico ( un 0,3% en el último trimestre). Claro que Obama le recordó que el reto ahora es reducir el paro, y fue muy educado al no preguntarle, por ejemplo, por el tema de Cataluña o las movidas judiciales de Urdangarín & Co; o por la reforma de la ley del aborto de Gallardón que ha cosechado un aluvión de críticas incluso en las filas del PP. La reunión verdaderamente importante es la que el presidente del gobierno español mantuvo con los empresarios americanos, los de la pasta, para saber si el dólar se deja caer por nuestro país en forma de inversiones serias, una vez que lo de Eurovegas se fue al carajo, gracias a los dioses y a Mr Adelson.
Otra reunión muy comentada días atrás es la del presidente canario Paulino Rivero con SM el rey D. Juan Carlos. Rivero ya anunciaba que iba a solicitar al jefe del estado que fuera garante del diálogo de Rajoy con Canarias. Me apuesto la uña del dedo meñique a que D. Juan Carlos pondrá en su agenda como prioridad absoluta este ruego, para olvidarse del próximo desfile ante el juez de su hija Cristina y de sus esfuerzos por recuperarse físicamente y dejar de andar como Chiquito de la Calzada, lo que ha provocado un río de chistes, viñetas y vídeos de dudoso gusto real.
Llega la hora de reunión vecinal, me despido de los míos como quien se incorpora a filas para una misión suicida en las selvas de Borneo y mientras bajo las escaleras me viene a la cabeza una tonadilla que todas las noches cantaba mi compañero de catre en la mili: “ La asamblea de majaras se ha reunido, la asamblea de majaras ha decidido…mañana: sol y buen tiempo”. Aunque cantar esto en Canarias es una gilipollez…
