
Cuadro de Velázquez: El triunfo de Baco o Los borrachos (en el Museo del Prado, 1628-29)
Las cartas sobre la mesa. Todo está servido y sin posibilidad de dar marcha atrás. Cada cual se posicionó como le dio la real gana. Es verdad que algunos con más aciertos que otros, pero qué más da, ya eso poco aporta a lo que le propongo. La cantidad de información que circula por doquier convierte las verdades en nimias. A cada aseveración le corresponde su antagónico, que desmantela lo que se aseguraba a pie juntillas.
¿A quién creer? Pues a quien quiera o más rabia le dé. Eso no es lo primordial. La cuestión versa en que ahora, usted, debe tomar una decisión y definir de qué lado está. Es el momento de tener un bando al que afiliarse, una idea, una creencia o una doctrina a la que aferrarse. Ya no existen las verdades absolutas; ese tiempo en que todo estaba claro ya pasó: los líderes ya no mueven masas. Tampoco importa si dispone usted de criterio o capacidad de análisis. Ahora se trata de que se sienta conectado a algo que le saque del desequilibrio en el que nos encontramos. Eso sí, sea donde quiera que acabe, defienda a muerte su postura. No claudique. No importa si los argumentos o reflexiones que le presentan son válidos. Niéguelos; continúe en sus trece, sea fiel y no se distraiga. Hoy en día los valores que representa una marca, un partido, una filosofía o una religión no están para ser cuestionados. Sólo hay que seguir la corriente. Sin reglas; todo vale. Construya su muro infranqueable. No escuche, no pierda el tiempo. Alce la voz por encima del otro, písele. Si necesita insultar, hágalo. Cualquier información es veraz si apoya su tesis, no intente contrastar nada. Si cree oportuno decir la primera sandez que se le pase por la cabeza, no lo dude, hágalo también. ¿Se planteó la violencia en algún momento? Disponga de ella si fuera necesario. No piense que es corrupto, es tan solo un amante de la estabilidad. Sea déspota, irritante, cortante y desagradable, aquí no cabe la empatía. Limítese a su verdad, a la que le hayan construido para usted. Es a medida, no le puede quedar mal.
Esta es la tendencia, la marcada. Se regala la posibilidad de tener un punto de vista sin la necesidad de formarse opinión. Se vive más cómodo, con la sensación de seguridad plena. Todos los bandos son el mismo, no hay diferencias estructurales. Supervivencia y control. Si usted decide salirse de la norma, comenzar a escuchar y poner en duda lo aprendido; si se vuelve tolerante y piensa de manera diferente; si le da por ayudar tendiendo una mano, estudia, se forma y contrasta información, lee, escucha música o siente… Todo eso ya es a cuenta y riesgo suyo. La gente está atrincherada. Luego no diga que no se lo advertí.
maribel
8 febrero, 2014 en 20:32
Alguien a quien quiero, me hace llegar tus escritos que leo con verdadero deleite. Como siempre, sabes hallar el punto exacto , preciso , para hacernos pensar y reflexionar sobre esta vida que nos ha tocado vivir. Un abrazo, Cesar, en la distancia.