A Marcel le gustaba hablar en español porque la lengua española, decía, le ligaba con la vida, con el acto cinematográfico que le obliga a la búsqueda de la palabra justa. Todo su cine es una búsqueda azarosa de esa palabra y de esa imagen justa.
Marcel es el alegre responsable de una obra rara y preciosa, necesaria en estos tiempos del cine parque de atracciones y de crisis de las imágenes. Tiene su obra mucho de primitivo descubriendo del cine y de insolente joven moderno. Marcel fue probamente el cineasta más independiente del mundo: empezó rodando en 35 mm, pero fue de los primeros que se pasó al vídeo. A causa de su última salud no salía de su casa y filmaba en su salón, al lado de la ventana, como si estuviera en un plató.
Tienen fama sus películas de ser intelectuales, cerradas, pero no, no hagan caso, por favor, las películas de Mar