3.0 Opinion

Una alianza no tan pacífica

Acaba de terminar en Cartagena de Indias otra cumbre, esta vez la de los presidentes de los países que conforman la llamada Alianza del Pacífico, una criatura concebida por Washington como cuña del mismo palo para que se clave y raje el tronco mismo de la integración latinoamericana. El chileno Piñera se soltó de boca e hizo una confesión que por sabida nunca antes se había hecho tan explícita: que esta es una alianza ideológica. Hasta ahora siempre la quisieron vender como la creación de una zona de libre comercio, una suerte de feria aséptica, que mira al otro lado del océano, especialmente a Asia, aunque con los ojos de las transnacionales norteamericanas y esto incluye a Canadá.

alianzadelpacifico

Acaba de terminar en Cartagena de Indias otra cumbre, esta vez la de los presidentes de los países que conforman la llamada Alianza del Pacífico, una criatura concebida por Washington como cuña del mismo palo para que se clave y raje el tronco mismo de la integración latinoamericana. El chileno Piñera se soltó de boca e hizo una confesión que por sabida nunca antes se había hecho tan explícita: que esta es una alianza ideológica. Hasta ahora siempre la quisieron vender como la creación de una zona de libre comercio, una suerte de feria aséptica, que mira al otro lado del océano, especialmente a Asia, aunque con los ojos de las transnacionales norteamericanas y esto incluye a Canadá.

Pero han entrado en juego dos factores a los que desde luego los medios dominantes no les han prestado mucha atención porque evidencian su debilidad. El primero es crucial en tanto que toca su columna vertebral. El peruano Humalla le dijo allí mismo a su par chileno que el reciente fallo de la Corte de la Haya sobre sus límites también incluía territorio continental y no únicamente el espacio marino. Es una interpretación peligrosa en tanto que la disputa parecía resuelta. Tampoco son buenos estos desencuentros para la región porque pueden afectar a otros ámbitos más auspiciosos como la Unasur o la Celac. De todas maneras, el bloque neoliberal es el que más se resiente porque los dos países constituyen su 50%.

El otro punto sobre el que se ha pasado de puntillas es la clamorosa ausencia de la presidenta electa Bachellet. Por lo menos yo no la vi, y no creo que hubieran perdido la oportunidad de mostrarla en primer plano para reforzar su imagen de éxito y unidad. No quiero hacer lecturas apresuradas sobre cuál será su papel en la Alianza del Pacífico pero contrasta con su participación en la otra y muy reciente cumbre en La Habana de la Celac. Allí actuó e intervino como un  presidente en ejercicio.

La derecha continental debe estar muy cabreada con lo ocurrido porque la Alianza es pieza importante en su embestida contra los gobiernos progresistas. Enrabietada como está por reconquistar el espacio perdido en el continente, no le hará mucha gracia que se reduzca su capacidad de seducción para que se integren otros países que le presten mayor solidez, como Costa Rica (su presidente estuvo como observadora), Paraguay (abandonando nada menos que el Mercosur), Panamá y Honduras. Hay que entender que el propósito que realmente se cocina en la trastienda no es tanto el libre tránsito de mercancías sino, como está dicho, atraer a multinacionales que, sin restricciones de ningún tipo, van a poder campar por sus fueros y tener en estos países una plataforma para sus grandes negocios.

Algunos analistas descreen de los beneficios de lo firmado, como la quita de aranceles para el 95% de los productos. En Colombia productores agrícolas e industriales temen que los nuevos convenios profundicen los severos daños de los TLC firmados con los Estados Unidos y la UE. Mermada y en muchos casos destruida su producción por la imposibilidad de competir con lo que viene de fuera, creen que lo poco que les queda del marcado nacional va a ser ocupado por productos provenientes del convenio y sin poder de respuesta para devolver el golpe con exportaciones. Todo esto viene a reforzar la certeza de que estos gobiernos conservadores actúan únicamente en función de los grandes capitales. En realidad la alianza es con ellos. No con sus pueblos.

1 Comentario

1 Comentario

  1. superjerry7

    14 febrero, 2014 en 20:25

    Discrepo. 1)El debate territorial Chile/Peru es un problema infimo dentro de la Alianza del Pacifico y no va a afectarlo. Mas aún cuando ambos deban unirse contra una Bolivia chavista que en La Haya pide salida al mar y le daria derechos territoriales y maritimos chilenos y peruanos. 2)Logicamente la Alianza del Pacifico es un bloque politico y no solo economico, (lo cual seria ridiculo de pensar), apoyado por EEUU pero mucho antes del nacimiento del Eje Chavista, por lo que Piñera no inventó la polvora; 3) Ese Eje Chavista se esta cayendo (ver crisis argentina, boliviana y venezolana). Por tanto, la CELAC y UNASUR se caeran junto con el, y la Alianza sobrevivirá. Guste o no.

Contesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

Si crees en la libertad, en Canarias3puntocero podrás encontrarla. La independencia no se regala, hay que conquistarla a diario. Y no es fácil. Lo sabes, o lo imaginas. Si en algún momento dejaste de creer en el buen periodismo, esperamos que en Canarias3puntocero puedas reconciliarte con él. El precio de la libertad, la independencia y el buen periodismo no es alto. Ayúdanos. Hazte socio de Canarias3puntocero. Gracias de antemano.

Cajasiete Hospiten Binter ANÚNCIESE AQUÍ
BinterNT TenerifeToday 2Informática

Copyright © 2015 - Canarias3puntocero.

subir