América

Los argentinos ¿adoran? cambiar el nombre a su moneda

PESO MONEDA NACIONAL

A cualquier argentino que recorra España, le resulta entre curioso y gracioso que, doce años después de la implantación del Euro, no solo el común de la población sino inclusive empresarios y grandes inversores, cuando no expertos contables y fiscales, continúen haciendo cálculos y estimando precios en pesetas.

Es que los argentinos han convivido con cinco conversiones de su moneda en tres décadas, cambiándoles de nombre, y quitándoles ceros -corriendo la coma hacia la izquierda-, mientras que en España luego de más de cien años, el necesitar hacer la conversión de 166,65 pesetas por euro, o quitar tres ceros al mismo y multiplicar luego por 6, para saber si estamos ante una cifra justa con respecto al valor de un bien o un servicio, termina siendo una complicación.

PESO MONEDA NACIONAL

PESO MONEDA NACIONAL

A cualquier argentino que recorra España, le resulta entre curioso y gracioso que, doce años después de la implantación del Euro, no solo el común de la población sino inclusive empresarios y grandes inversores, cuando no expertos contables y fiscales, continúen haciendo cálculos y estimando precios en pesetas.

Es que los argentinos han convivido con cinco conversiones de su moneda en tres décadas, cambiándoles de nombre, y quitándoles ceros -corriendo la coma hacia la izquierda-, mientras que en España luego de más de cien años, el necesitar hacer la conversión de 166,65 pesetas por euro, o quitar tres ceros al mismo y multiplicar luego por 6, para saber si estamos ante una cifra justa con respecto al valor de un bien o un servicio, termina siendo una complicación.

Complicacion de equivalencias, vale reiterar, que no han tenido los argentinos para cambiar cinco veces la denominación de su moneda, y sus equivalencias con la retirada de ceros para facilitar actividades comerciales, administrativas, bancarias y contables.

Pero lo que si padecieron los argentinos, y que les llevó a la necesidad de esos “rebautizos” de su unidad monetaria nacional, y la eliminación de 13 ceros -si 13- entre su primera moneda oficial y la vigente, fueron los sucesivos procesos inflacionarios e hiperinflacionarios que alcanzaron, entre 1970 y 1992, el 1.616.278.600.584,2% y sigue aumentando, por lo que pese a que aún rige el Peso (ya no convertible), la inflación anual no ha descendido oficialmente del 30% promedio anual según el Estado, y del 50% según consultoras privadas. De tal modo un billete de 100 pesos actuales escasamente alcanza hoy para sobrevivir un día, las monedas de centavos no existen pues su valor nada representan comercialmente, pero si su cotización como metal al estar acuñadas en cobre (92%) y aluminio (8%) y “desaparecen” para chatarra, todo lo cual nos lleva a concluir que, en breve, y a este paso, probablemente será necesario un nuevo recorte de ceros, y cambio de nombre.

CINCO NOMBRES Y QUITA DE TRECE CEROS

El Peso Moneda Nacional

El Peso Moneda Nacional quedó establecido como la primera unidad monetaria de la Argentina en 1881, unificando monedas y billetes, pues hasta ese momento varias provincias que integraban el país emitían sus propios valores monetarios.

Esta moneda inicial perduró hasta 1970, año en que, como en todos los casos posteriores, los fuertes procesos inflacionarios hicieron desaparecer los centavos, obligaron a emitir billetes de cifras estrafalarias, y llevó a la hecatombe en registros bancarios, contables y facturaciones minoristas. La inflación habia alcanzado el 63.804% en pocas décadas, especialmente la última de ellas y obligado a emisiones para abastecer necesidades de circulación.

PESO LEY 18188

PESO LEY 18188

BILLETE de 1.000.000 de PESOS LEY 18188

BILLETE de 1.000.000 de PESOS LEY 18188

Peso Ley 18.188

Por tanto, en 1970 se crea el denominado Peso Ley 18188 -al que familiarmente los argentinos llamaban ‘Peso Ley’- que consistiera en que, tras quitarle dos ceros, equivalía a 100 pesos moneda nacional. ( 1 Peso Ley 18188 = 100 pesos m$n). Pese a este esfuerzo por dar consolidación y respetabilidad a la unidad monetaria argentina, la inflación causada por el excesivo endeudamiento externo, la incapacidad para recaudar impuestos y por tanto la necesidad de elevarlo a los pocos que pagaban, lo que se extendía a los aportantes a la Seguridad Social, y una abrumadora emisión monetaria sin respaldo para compensare el déficit, llevaron al extremo de tener que emitirse el billete de 1.000.000 de ‘Pesos Ley’, considerado el de mayor valor nominal de la historia de Argentina.

PESO ARGENTINO

PESO ARGENTINO

Peso Argentino

Ante la debacle del ‘Peso Ley’, como consecuencia de que Argentina sufriera durante su vigencia una inflación de 443.941.149%,  en 1983 se quitaron cuatro ceros a esta unidad monetaria y se creó el Peso Argentino ($a). Cada unidad equivalía a 10.000 ‘Pesos Ley’.

(1 Peso Argentino = 10.000 Pesos Ley 18188).

AUSTRAL

AUSTRAL

AUSTRAL RESELLADO

AUSTRAL RESELLADO

El Austral

El penúltimo capítulo de esta historia monetaria kafkiana se escribió en 1985, cuando empezó a circular el Austral, luego de que entre 1983 y 1985 la inflación alcanzara el 8.259%, por lo que se quitaron tres ceros al Peso Argentino, y se bautizó la nueva moneda como Austral, con una equivalencia de 1.000 pesos argentinos por cada unidad. (1 Austral = 1.000 Pesos Argentinos).

PESO CONVERTIBLE

PESO CONVERTIBLE

Peso Convertible / No Convertible

Finalmente, en 1992 llegamos al vigente ‘Peso Convertible/No Convertible’, incoherencia que se explicará debidamente.

El Austral, a consecuencia de una inflación que entre 1985 y abril de 1991 alcanzara un 3.207.449%, hacía necesario llevar un bolso del tamaño de un portaparacaídas solo para comprar, con los billetes allí transportados, la comida diaria. La inflación consumía su valor y un producto cambiaba hasta tres veces de precio, siempre al alza, en solo un día, por lo que se crea el ‘Peso Convertible’, tras quitarle cuatro ceros al Austral. (1 Peso Convertible = 10.000 Australes).

Su denominación de ‘Convertible’ aludía, para dar credibilidad interna y externa al portador y al inversor, a que el Estado garantizaba con sus reservas que, ante la presentación de una moneda o billete, al solicitante se le entregaría un billete de dólar, o mas, al cambio libre del día.

Se endurece y aumenta la presión impositiva, se contrae deuda externa y se privatizan empresas públicas que, se suponía, darían un montante al Banco Central (BCRA), en reservas de ‘monedas duras’ suficiente para soportar la Convertibilidad del Peso. El modelo comenzó a desmoronarse cuando hizo falta emitir moneda para pagar servicios ahora en manos privadas (teléfono, agua, luz, gas, combustibles y transportes antes cuasi gratis y una caja recaudataria estatal, por ser empresas públicas) o recurrir a reservas del BCRA para pagar deuda externa y deficit de balanza comercial, mas la pérdida recaudatoria previsional, tras la creación de las Administradoras de Fondos de Pensiones y Jubilaciones (AFJP), que degradaron la “hucha” estatal.

La ‘bomba del Peso Convertible’ terminó por explotar en diciembre de 2001 y el Gobierno implantó el ‘Corralito Bancario’, gracias al cual los acreedores se llevaron sus dólares según la Convertibilidad con reservas del BCRA, los ahorristas argentinos -pequeños, medianos y grandes- recibieron pesos a la paridad $1 a $1 (aunque hubieren depositado dólares), y al intentar volver a comprar la divisa estadounidense esta ya valía $2,84.

Tras la renuncia apresurada del presidente Fernando De la Rua, el peronista Eduardo Duhalde le reemplaza, y a finales de 2002 anula la obligatoriedad de ‘Convertible’ del Peso por lo cual puede llamársele, con licencia literaria y dogmático económico financiera, como ‘Peso Convertible/No Convertible’.

Motivo por el cual, y en contrapartida a lo gracioso y curioso que es para un argentino ver que un español no termine de asimilar la paridad euro/pesetas, es que llama la atención y causa gracia a quienes visitan Argentina, la desesperación de sus ciudadanos por comprar, legal o ilegalmente, dólares o euros.

TABLA COMPARATIVA

TABLA COMPARATIVA

Aunque en este caso la explicación es simple: Es el único modo de no perder poder adquisitivo a corto plazo, en un país donde el dólar, referente para todo en Argentina, en diez años ha pasado de $2,84 a $8 y la inflación roza el 500% en una década.

De esta manera, y como aún está vigente, 1 ‘Peso Convertible/No Convertible’ equivale en lo contable y administrativo a Diez Billones de Pesos Moneda Nacional (m$n), primera moneda oficial argentina.

Pero en verdad, si tomamos en cuenta cuanto necesitaba en cada oportunidad un argentino para cambiarse de una moneda a la nueva, y si usted ha seguido la tabla que entre paréntesis he desarrollado paso a paso, lo concreto es que, como resultado del simplismo de correr una coma trece veces, necesita: 16.700.000.000.000 pesos de 1914 utilizando el dólar estadounidense como referencia. Solo así puede tener en sus manos ¡1 Peso actual!, aunque parezca gracioso, y así lo comentara en uno de sus históricos monólogos (cuando aún regía el Austral), el humorista político argentino Tato Bores): “No sería una boludez (tontería) mas grande que una casa, si no fuera porque es una tragedia”.

Una mas de las tragedias que hacen incomprensible el como puede hacer alguien para vivir en un país que:

A) Ha cambiado cinco veces la denominación de su moneda quitándoles 13 ceros, y se acerca a la sexta (se prevé que se llamará Peso Federal), lo asimiló y asimilará;

B) Ha logrado sobrevivir a una inflación que en poco mas de 22 años alcanzo la cifra escalofriante de 1.616.278.600.584,2% y sigue creciendo;

Pues bien. Cabe una única conclusión. Solo un argentino/a puede soportarlo, por eso de que ser argentino/a no es solo una cuestión de ciudadanía, sino una profesión de riesgo.

Fuentes:

  • Propias
  • Agencias
  • Diario La Nación (Buenos Aires/Argentina)
  • Revista ‘Nueva’ de diario Clarín (Buenos Aires/Argentina)
  • Informe especial de Adriana Laura para diario Clarín (Buenos Aires/Argentina)
  • Banco Central de la República Argentina
  • Casa de la Moneda de Argentina
1 Comentario

1 Comentario

  1. superjerry7

    16 febrero, 2014 en 19:54

    Los argentinos estan todos locos. Solo es necesario ver lo que han votado y hacia donde los esta llevando la chavista que tienen de presidenta. Hiperinflacion, desempleo, desabastecimiento, endeudamiento externo, rebeliones sociales, huida de inversores nacionales y extranjeros y ciudadanos que “odian” su moneda nacional¡!…Lo mismo hiciueron antes con otros Gobiernos y tambien toleraron innumerables dictaduras sin chistar. AGUA (ntarse) y AJO (derse).

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