No hay sensación similar en el mundo que la de imaginar en tu mente lo que un libro te cuenta. Crear el hilo de la historia, ponerles rostro, voz y ambientación, recreando todo detalle en base a frases enlazadas. De veras os lo digo, no existe emoción igual cuando te adentras en la aventura del leer, de la prosa y poesía que te hacen preso hasta devorar todas las páginas. Y bueno, las emociones son otra historia. Es normal que una canción, una imagen o un vídeo consigan erizarnos, pero… ¿un libro? Puede parecer un tanto difícil de aceptar para los que nos son lectores habituales, pero sí: consiguen emocionar. Tensan, sacan lo peor y lo mejor de nosotros; se empapan de nuestras lágrimas y nos hacen preguntarnos muchas, muchas cosas…
Vivencias especiales, diferentes, únicas… y repito: con sentimiento. Si no consigues captarlas, tranquilo, que en este mundo de constantes cambios y de tecnología con madurez ultra-desarrollada (y lo que queda), se ha creado la solución a tus problemas: SensoryFiction. Exactamente, lo que se ha creado es un libro interactivo capaz de transmitir al lector las emociones de los personajes y de la historia, según en el momento y página en el que se encuentren. Y todo, a través de un chaleco que está conectado con unos sensores. Así lo han realizado unos estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts, instalando sensores en las páginas para así crear una sensación u otra. El chaleco cambia su temperatura, la música de fondo, la iluminación de éste. Para no ser poco, el chaleco vibra, sorprendentemente, alterando nuestras pulsaciones y aumentando la presión del instante que estemos leyendo.
Podría pensarse del 3D de las películas que nos involucran de un modo espectacular, los ajustes de sonido y los efectos especiales para lograr sentirnos el protagonista de aquella escena, pero es diferente en los libros. En lo que respecta a ellos, obtener una sensación u otra depende única y exclusivamente del lector, de su creatividad y de lo lejos que llegue a la hora de leer. De sentir. Y hoy, la lectura pasaría a ser una narración física, una interactividad entre historia y lector que traspasa barreras jamás pensadas (al menos para mí). Increíble, ¿no?
No sé si leer este tipo de libro es una sensación que supera la lectura natural, la lectura con imaginación, con interpretación propia y momentos inquietantes inesperados. La verdad: no lo sé. Lo que está claro es que aún queda vida para los escritores, para seguir creando personajes que se transforman en la cabeza, con su voz y su propia ambientación, independientemente del chaleco o no. Seguir una historia que cobra vida. Libros que cobran vida…, y algunos, ahora, literalmente.