El miércoles de la semana pasada, mientras muchos nos íbamos a la cama, saltaba la noticia de que la todopoderosa Facebook se hacía con la compañía de mensajería instantánea por excelencia: Whatsapp, por la nada desdeñable cifra de 19.000 millones de dólares entre acciones y dinero en efectivo. Para que se hagan una idea, es el triple de dinero que pagó en su momento Google para adquirir Youtube. ¡Ahí es nada!
Por supuesto, este hecho no pasó desapercibido para prácticamente nadie, y las redes sociales fueron, desde que se propagó la noticia, un hervidero incesante de tweets y actualizaciones de estado donde, obviamente, también hubo cabida para las bromas acerca del futuro que ahora pueda deparar a todos los usuarios tras esta adquisición. La más repetida, quizás aquella que rezaba:
– Chacho, ¿viste que Facebook compró WhatsApp por 19.000 millones de dólares?
– ¡Ños! ¿están bobos?, si yo me la descargué por 0.89 céntimos.
Lo cierto es que Facebook se ha apurado a manifestar que esta adquisición no cambia nada, que la compañía del logo verde mantendrá en gran parte su independencia y autonomía de su nueva empresa madre, algo que también ratificó uno de los co-creadores de la aplicación de mensajería horas más tarde, donde además confirmó que tanto él como su otro fundador seguirán ligados a la compañía. Algo, por cierto, que no ha servido para aplacar la fuerte caída en las acciones en bolsa de la compañía californiana, que tras esta adquisición se ha desplomado de forma estrepitosa, quizás debido al más que excesivo coste de esta operación.
Personalmente, pienso que sí habrá cambios, pero a medio o largo plazo como ha ido sucediendo paulatinamente con Instagram, red social de fotografía que también fue adquirida, hace casi un año, por la compañía de Mark Zuckerberg y que primero vimos cómo modificó/cambió sus políticas de uso y hace poco ya ha anunciado que incorporará ciertas características publicitarias.
¿Y ahora qué?
Como ya he dicho, pienso que veremos cambios, sí, pero no a corto plazo, por lo que el usuario final puede estar totalmente tranquilo, ya que nada cambiará, al menos de forma visible por todos nosotros. Mi recomendación, sobre todo a los más escépticos, es mantener la calma, WhatsApp seguirá manteniendo su estatus de dominador absoluto dentro de las aplicaciones móviles de mensajería.
Sin embargo, aquellos a los que más resquemores pueden haber causado esta compra, siempre tendrán alternativas de mensajería a las que acudir, algunas más extendidas que otras, pero prácticamente todas excelentes opciones a WhatsApp.
Hoy en día, quizás una de los competidores más peleones que les ha salido a WhatsApp es su prácticamente clon ruso Telegram, aplicación que copia la estética de la compañía recién adquirida por Facebook pero que además, se supone más segura y con ciertos añadidos con los que aún no cuenta WhatsApp (mensajes que se autodestruyen, opción para que no aparezca la última conexión, versiones de escritorio, etc.) que ha ido ganando popularidad en las últimas semanas y que probablemente se verá beneficiado, gracias al efecto huida que suele venir tras estas compras multinacionales.
Como ven, no me voy a subir por las paredes tras esta adquisición multimillonaria, no creo que vaya a afectar en mayor medida a nuestros datos y privacidad y obviamente, no seré uno de esos que vaya a salir huyendo de WhatsApp. ¿Y tú?
(*) Puedes seguir a Ricardo Cruz en su blog #blogZurcodraciR