Dicen los promotores que recaudaron  59 millones de euros menos que en el pasado ejercicio y que la economía del sector, la de la música en directo en España, está hecha unos zorros. Ponen como ejemplo que las grandes estrellas internacionales como Bob Dylan, Neil Young o Tom Petty no se dejan ver por nuestra geografía porque sus  agentes argumentan que el dinero que les pueden pagar los promotores españoles es muy poco,  ya que una vez aplicado el IVA cultural  al que hay que añadir otro 10% que se lleva la SGAE.

Uno pensaba que en medio de la crisis el gobierno sería astuto y que para distraer al personal de tanta corrupción, paro endémico en amplias capas de la población, situación desesperada para miles de jóvenes con el futuro más negro que la camisa de Johnny Cash, aplicaría la mitad de pan y circo, es decir el circo para apaciguar a las masas. Pero ni por esas. Los libros  más caros, el cine más caro, el teatro más caro, los conciertos más caros, y así todo.

Sinceramente me preocupa poco que Dylan pueda venir o no a España (Neil Young es otra cosa) o Milley Cirus, o Rihanna, o el último supergrupo de moda para adolescentes en la edad del pavo; pero me lamento que a jóvenes escritores, músicos, o creadores en general les breen con el impuesto cultural del 21%, y que quienes  puedan escapar por unas horas de su situación  precaria leyendo un libro o visionando una peli, dejen de hacerlo porque es caro.

Mis amigos  canarios de Socos Dúo han publicado su primer disco, que se han pagado ellos y darán un concierto este sábado en la Sala de Cámara del Auditorio de Tenerife. Miedo me da preguntarles si van a sacar algún dinero o si también les costará una pasta ofrecer el concierto en vivo.

¡Anímense y acudan!