Los grupos folklóricos reinventaron la manera de entender la música y los bailes tradicionales. Por un lado, descontextualizan la tradición con propuestas escénicas a veces muy cuestionables (en lo artístico como en su autenticidad) y realizan teatralizaciones de una realidad añorada e inexistente. En la otra cara de la moneda, han sido valedores de la tradición y depositarios de un legado que es posible que hubiera desaparecido sin estas formaciones, que comenzaron a existir en Canarias en torno a la segunda mitad de 1940.
En cualquier caso, algunos grupos han tenido grandes trayectorias y han sido verdaderos símbolos de identidad cultural. Uno de ellos es ‘Los Campesinos’ de Lanzarote, que cumplen este año sus bodas de oro.