
Adolfo Suárez (foto. canarias7)
Un hombre transita en burro por la fría, solitaria y llena de niebla carretera de El Mocanal, en la Isla de El Hierro, la frontera sur de Europa antes de adentrarse en el Atlántico. De repente, se cruza con unos cuantos hombres más en su camino. Especialmente se fija en uno de ellos. Le suena la cara y no sabe de qué. Hasta que le dice: “Usted es el presidente Suárez, ¿verdad?”. Y era cierto. Adolfo Suárez se acercó a él, y en un gesto característico que recuerda todo el mundo, lo agarró fuertemente de los brazos, transmitiéndole mucho afecto a aquel paisano incrédulo.
La anécdota ocurrió tal cual, y la recuerda como si hubiera sucedido ayer mismo un canario que le acompañaba en ese instante: Fernando Fernández, expresidente del Gobierno de Canarias y uno de los pocos fieles que le quedaron a Suárez durante la que él mismo denominó “la travesía del desierto”, aquellos duros años que siguieron a su liderazgo mundial como protagonista de la transición española. Fernández y Lorenzo Olarte (asesor directísimo en Moncloa, presidente de Aviaco y del Gobierno de Canarias) fueron los canarios que más de cerca estuvieron con él. A Olarte fue imposible localizarlo para este trabajo, será más adelante. También lo recuerda el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna.

Fernando Fernández (gomeranoticias.com)
Cuando se alejaron del hombre y el burro, Fernando Fernández y Suárez hablaron del paisano que acababan de saludar. “Es una escena que nunca olvidaré y le dije “presidente, en esto consiste la travesía del desierto, ¿verdad?”
Fernando Fernández es un médico prestigioso. Y ayer (por este viernes, 21) aún ponía en duda el diagnóstico que había lanzado el hijo del expresidente del Gobierno: “Suárez está terminal, pero hay un revuelo prematuro, quizás no en situación premortem”, decía.
“Con él, España sería hoy diferente”
En todo caso, reconoció a que a Suárez “lo recuerdo todos los días”. Para añadir que no era una afirmación embargada por la emoción del momento: “Casi todo lo que aprendí en la política fue en los orígenes, con él y de él; en los últimos 10 años de política española tan crispada le he echado mucho de menos. Con Suárez en plenitud de facultades, la historia de España hubiera caminado por derroteros diferentes a los de ahora”, afirma contundente el expresidente canario. Fernández afirma que se trata de “un personaje irrepetible, por su capacidad para la concordia”
El presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria y actual líder del PP en esta isla fue un colaborador cercano del expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez. En unas declaraciones solicitadas por @Canarias3puntocero en cuanto Adolfo Suárez Illana comunicó el empeoramiento de su padre, José Miguel Bravo de Laguna afirmaba: “era un líder político muy cercano; y también con sus diputados”.

josé miguel bravo de laguna (canariasactual.com)
Según añadió Bravo de Laguna con nostalgia por unos tiempos que ya no se viven en la política española, “en la llamada M30, como se conocía a los pasillos que rodeaban el salón de plenos del Congreso de los Diputados, se solía reunir con los diputados, los cogía del brazo, muy afectuoso y cariñoso, se preocupaba siempre de preguntar por la familia y los asuntos personales”. Para el expresidente del Parlamento de Canarias y actual presidente del Cabildo de Gran Canaria, Adolfo Suárez “era un líder, con gran prestigio, peso y protagonismo político, muy humano a la vez”.
Fernando Fernández añade en la misma línea: “recuerdo cómo te cogía del brazo y efecto que te transmitía. No daba un abrazo de ésos con palmadas en la espalda. Te cogía con los brazos y te sostenía, como si tus brazos fueran una columna a la que él se agarraba, era un gesto que te aproximaba mucho a él”. Para mi, añade, “ha sido la personalidad más importante del siglo XX en España”.
Bravo de Laguna: “Fue una figura importantísima en aquel momento –lo sigue siendo-; no se valoró entonces su capacidad y valor político”
Bravo de Laguna manifestó “un recuerdo muy entrañable, como político y ser humano” a Adolfo Suárez, de quien recordó que “fue una figura importantísima en aquel momento –lo sigue siendo-; no se valoró entonces su capacidad y valor político”. También añadió que “en un momento estuvo en el Grupo Mixto del Congreso”, ya como líder del CDS. “Hoy la opinión pública española y la internacional lo reconocen como una figura extraordinariamente importante en la transición política española”, concluyó el presidente del Cabildo de Gran Canaria.
Canarias y Suárez
Fernando Fernández no duda en señalar que “no ha habido político en España que conozca tan bien Canarias como él, ni siquiera creo que Soria”, en alusión a José Manuel Soria, actual ministro de Industria y Turismo, a la vez presidente del PP en Canarias. Y es que Suárez recorrió los entonces 87 municipios de las Islas (en una titánica tarea en la que tuvieron mucho que ver Fernández , sobre todo, su hombre canario en Moncloa, Lorenzo Olarte).
Aquí gozó de la misma popularidad y respeto que en el resto del país. “Una vez”, recuerda Fernández, “recorríamos un barrio de Fuencaliente (en La Palma) y había un duelo. Pues toda la familia salió al completo a saludarle y darle vítores, dejando al muerto solo”.
Fernández: “Fue el único político español que conoció todos los pueblos de Canarias”
El expresidente canario no acierta a revelar el enorme cariño de Suárez a las Islas. Insiste: “Fue el único político español que conoció todos los pueblos de Canarias; los recorrió todos, incluso Garafía y Barlovento, casi sin carretera…”. Venía con frecuencia: “hasta de vacaciones en privadas con toda su familia. Pedía que no trascendiera nada. Sólo, con su mujer e hijos en el Hotel Martim (del Puerto de la Cruz) o el Hotel San Antonio (en Lanzarote), las dos islas donde vino varias veces de vacaciones”.
Fernando Fernández acierta a adivinar qué había detrás de esas visitas a las Islas: “él tenía la sensación de que Canarias, al estar alejada de España, estaba en una delicada situación, quizás no de separación, pero sí que era una tierra que necesitaba un afecto especial. Era un hombre de Estado y creo que Canarias, para él, sí era una cuestión de Estado”.
José Miguel Bravo de Laguna recordó “dar varios paseos con él y siempre fue muy cordial, muy cercano y así quiero recordarle siempre, desde esa perspectiva muy humana”. Bravo de Laguna echó la vista atrás, a sus principios en el Congreso: “estuve con él en la Transición política, fui diputado a Cortes y tuve esa gran satisfacción en 1977, cuando el proceso constitucional para salir de un régimen dictatorial hacia la democracia”.
La movida foto de la Moncloa
Fernández recuerda la última vez que se vieron, gracias a una anécdota: “lo recuerdo muy claramente. Ya estaba mal, cuando públicamente se supo fue cuando el acto electoral de su hijo, pero a la vuelta de un viaje a la Argentina, yo lo noté ya”. Según añade, “compré un libro sobre los Pactos de la Moncloa. En realidad, compré dos ejemplares, uno para él. Lo leí en el avió que me traía a España y resulta que era escrito con la opinión Ludolfo Paramio y gente del pensamiento socialista, ya digo editado en Argentina, pero donde la figura de Adolfo Suárez casi ni se la nombraba; Según ese libro, los Pactos de la Moncloa fueron un acto de grandeza de Felipe González. Así que no se lo di” –concluye Fernández- “por evitarle un cabreo. Y ahí lo tengo, el libro que no le dí. Y la transición fue mérito de él”. Curiosamente en aquella última conversación Suárez y el político canario coincidieron en que aquella transición “le hubiera venido muy bien a la Argentina de 2002 después de Fernando de la Rúa y el corralito”.
Fernando Fernández recuerda que casi nadie sabe la cantidad de codazos que hubo para hacerse la foto de los Pactos de la Moncloa. Hubo tantos, que Suárez quedó casi en una esquina. Cuando quisieron recolocarlo, éste se negó y dio un titular hitórico: “No se preocupen, allí donde esté, se encontrará el centro”
Sobre ése mismo asunto, Fernando Fernández revela una anécdota muy jugosa que da idea de la figura y la capacidad de concordia y de liderazgo de Suárez en la España de finales de los 70 y principios de los 80: “en la foto oficial, se dieron de codazos líderes políticos, líderes sindicales y empresariales. Había codazos por estar en el centro. Hubo tantos codazos que, al hacer la foto, él quedaba desplazado hasta el extremo de la primera fila. Cuando lo fueron a recolocar, dijo “quédense tranquilos por donde yo esté, porque ahí es donde estará el centro”.