Tenerife es uno de los grandes destinos turísticos mundiales. Es tan, tan bueno, que el 85% de los más de 5 millones turistas que van cada año a esta pequeña isla del Atlántico ya han estado en ella alguna vez, es decir, son repetidores. Por eso, sus gobernantes y empresarios tienen que estar buscando constantemente fórmulas para renovarse, para que venir a Tenerife sea una experiencia totalmente nueva, emocionante, única, …
De su parte, los dirigentes tienen a empresarios arriesgados, en la punta de lanza del mundo, como, entre otros, Wofgan Kiesling, que comenzó hace 45 años con un modesto parque de loros y papagayos “porque no comían mucho y vivían muchos años” para hoy poseer la mayor reserva de animales de toda Europa, o como Francisco Javier Zamorano, de la Compañía de Islas Occidentales (propietaria del Gran Hotel Bahía del Duque), que revolucionó por completo el concepto arquitectónico de la principal industria de la Isla, hasta el punto que varios jeques árabes contrataron el estudio de Piñero para clonar el hotel a orillas del Mar Rojo.
En esa constante necesidad de sorprender al turista, los gobernantes de Tenerife de los últimos 5 años han instalado una atracción aterradora, única, sorprendente, una réplica de Stargate. Esta nueva oferta de ocio deja en pañales al vertiginoso Tower of Power, el tobogán récord europeo del parque acuático Siam Park, al Dragon Khan de PortAventura, al cubo de cristal de Gouter (en los Alpes franceses), al Gran Cañón del Colorado o al Burj Al Arab, el emblemático edificio en forma de vela símbolo del esplendor de Dubai.
Venga, disfrute y déjese llevar por la curiosidad. Si tiene la suerte de conseguir una habitación en un año récord de ocupación, alquile un coche (si queda alguno libre), admire nuestros baches (propios del rally Dakar) y observe esa maravilla de la ingeniería y la política de nuestros gobernantes, esas mente privilegiadas que han inventado los puentes hacia el infinito.
Olvide el GPS. Les digo dónde están: los verá bajando, de La Laguna a Santa Cruz. También hay otros en el trayecto entre el potente y dinámico Sur a la moribunda y abandonada capital administrativa. Vean y admiren los puentes sin fin, la puerta al infinito… Espectaculares, únicos, irrepetibles.
Un torpe como yo necesita más de 410 palabras para explicar un fenómeno que el maestro Forges resume en una sola expresión: “País”.