Non stop es una película para amantes del cine de acción, para aquellos que no conciben el cine sin un paquete de cotufas XXL al que poder hincarle el diente a la vez que miran a la pantalla sin parpadear, disfrutando de cómo el héroe del filme acaba con todos los malos después de una lucha electrizante que abarca casi todo el metraje de la película.
Pero, ojo, no nos equivoquemos. Non stop es también algo más que eso. Es un thriller bien construido y realizado, con un guión bastante interesante y donde se nota la mano firme del director español Jaume Collet-Serra, un hombre que ha triunfado en la meca del cine a base de idear películas de las que gustan al norteamericano medio que acude en masa a los malls los fines de semana, a ver cintas donde la diversión bien hecha acompaña a la acción y la adrenalina, sabiendo que al final el bien siempre triunfará sobre el mal en sus formas más diversas.
Non stop, además, deja dos o tres ramalazos de auténtico virtuoso que hablan bien a las claras del dominio de la técnica y del oficio del máximo responsable de la función. El primer plano de la película, que va sucesivamente del rostro pétreo de Liam Neeson a su mano, y de ahí a la botellita de whisky del salpicadero del coche, en un juego perfecto de sobreentendidos que dice más sobre lo que vamos a ver a continuación que dos páginas de libreto. El plano secuencia inmediatamente posterior, con Neeson caminando por la amplia sala del aeropuerto, es de un virtuosismo a prueba de bomba; de esos que sólo puede filmar, saliendo bien parado, alguien con un profundo conocimiento del oficio de director.
Lo que resta es una película de cierto regusto hitchcockniano que recuerda a veces a la Agatha Christie de Diez negritos, donde la cuestión de la habitación cerrada se traslada a un moderno avión de pasajeros. Una película que no deja de tener cierta resonancia, por supuesto no buscada, con tristes sucesos acontecidos recientemente en países situados al otro lado del mundo, con episodios como el del trágico vuelo de la compañía asiática Malaysia Airlines.
Un guión muy bien enlazado, con más de una sorpresa y giros inesperados, sirve para mantener la atención del espectador casi hasta el espectacular desenlace final. Como conclusión, una entretenida película en la que la mano experta del director se deja notar en múltiples detalles y donde el actor protagonista Liam Neeson, actor fetiche de Collet-Serra, hace un profesional trabajo. Ah, y donde la presencia de la magnífica y siempre solvente Julianne Moore y su melena pelirroja es siempre una delicia para el espectador. Menuda actriz… Siempre es creíble, haga lo que haga.
Jorge Gorstiza
6 abril, 2014 en 18:30
Muy bien Gustavo, pero tus fans queremos más implicaciones, no nos dejes con u a gacetilla. mójate más. Abrazos.