Algo huele a podrido…
Es lo que tienen los perros, que lamen (muchíiiiiiiisimo) y comen de la mano que les da de comer, ladran e incluso muerden a quien se les señala o a quien ellos consideran (incluso hay casos terribles de perros que devoran a las hijas de sus dueños, como bien saben)… Pero también se cagan, aúllan y esconden el rabo (si tienen o les queda) entre las piernas. Y por eso en la Avenida de Buenos Aires el alcalde Bermúdez debe haber dado orden a Urbaser de que su ruidosa máquina limpiadora no pase desde hace semanas por allí (y se concentre en fastidiar el primer café de residentes y turistas de, por ejemplo, la Plaza del Príncipe), porque hay un hedor a cagadas que asusta incluso a los trabajadores de la Refinería. El delicioso olor a cebolla propio del barrio ahora se ha convertido en un pestazo maloliente.
Los cazafantasmas están a punto de llegar
Menos mal que todos los bien informados saben que ya está preparada (hay quien dice que incluso ya ha despegado) una buena brigada de profesionales cazafantasmas, con instrucciones directas de eliminar a algunos (pocos, muy pocos, basta con un par de dedos de una mano) ejemplares que no dejan de ensuciar a la casa (por dentro y por fuera) e impiden el desarrollo de una etapa nueva, empujada por los buenos profesionales que aún quedan, y por el capital que espera contribuir a consolidarla aún más.
Un líder en busca de capitán
Hablando de otros asuntos, el periódico El Día tiene ante sí uno de los retos más importantes de toda su historia, ya centenaria, una cuadratura del círculo que dará la talla de la editora, sucesora del testigo de José Rodríguez, Mercedes Rodríguez. De su buena gestión dependerá lo que le ocurra al líder en los próximos años y décadas. Ofertas no le deben faltar, ni de capital, ni de personal (mucho más como está la profesión). Lo lógico es contar con algunos de los valiosísimos recursos humanos que aún quedan en la sede de la Avenida de Buenos Aires (y que no citamos para no dañarlos, aunque ellos y nosotros sabemos quiénes son). No hay que salir del edificio para encontrar a un buen capitán. Y en cuanto a los cantos de sirena externos, pues eso, que el tiempo dirá quién contará con su aprobación. Difícil labor, pero no menos apasionante… Lo ideal, un pacto a tres: propiedad, capital tinerfeño y gestor periodístico externo.
Una cabecera que necesitamos todos
Lo que es deseable es que se busque una solución fuerte, duradera y sana. Un medio líder, con credibilidad y buenos profesionales, es garantía y esperanza de futuro para muchos buenos periodistas de dentro y de fuera. Es necesario, tanto para defender a los ciudadanos de las tropelías y desvíos del poder y la oposición, como vigilante de los intereses generales de la isla de Tenerife y de Canarias en su conjunto. Y es una plataforma comercial con unas expectativas inmensas de crecimiento (especialmente en el mundo online, donde tiene por hacer). Cierto que quien asuma el mando deberá lidiar con recortes de personal, bajas incentivadas o prejubilaciones (algunas con cuantiosas indemnizaciones), venta de activos (que en realidad son un lastre) y reordenación departamental (tanto en redacción, como en publicidad, impresión, distribución, radio, entre otros), pero ya quisieran para sí muchos gigantes de la comunicación un reto así, porque todo apunta a mejor, a mucho mejor.