Lo único bueno que tiene Pompeya son los efectos especiales creados por ordenador. Hacía tiempo que no veía tan bien recreados en la pantalla grande ámbitos urbanos como el Londres en la época romana o la colonia de Pompeya en la época de los Flavios.
De resto, la película es una cinta mediocre que cuenta una historia de amor al uso e imposible entre una hija de la élite y un gladiador malgré lui, y que tiene como colofón el apabullante ejercicio pirotécnico del estallido del Vesuvioque que comenzó en la mañana del 24 de agosto del año 79 d. C. A lo largo de un día y medio de incesante actividad volcánica, terminaría sepultando para siempre aquella industriosa y abigarrada población de entre 6.000 y 30.000 almas.
Un guión más que previsible y mal construido, romo, sin chispa y que se detiene únicamente en la mayor o menor violencia (por otro lado, igualmente previsible) de la descripción de una serie de peleas individuales en el circo romano que, por cierto, harían sonrojar a cualquier romano del siglo I después de Cristo en el imposible caso de que pudieran visionarlas. Da lástima ver a gente de la solvencia de Kiefer Sutherland o Jared Harris dirigidos desaliñadamente, entrando y saliendo de plano cual villanos de película de serie B, cosa a la que en el fondo Pompeya se parece de forma peligrosa.
Como indicábamos al principio, lo único realmente impactante del filme es lo bien reconstruida que está la ciudad con las técnicas digitales. El foro está perfectamente representado y parece que el equipo técnico ha salido muy bien parado del trabajo. Ha contado con ayuda de un buen equipo de historiadores de la antigüedad o con arqueólogos que los han asesorado.
El resto de la función no es peplum ni cine ni nada. Es una película que se olvida tan pronto como se ve. Fuegos de artificio, y masas de gente que mueren carbonizadas al final cuando los flujos piroclásticos se adueñan de la ciudad. Ya puestos, podrían carbonizar también tan catastrófica película.
¡Qué lejos está esta Pompeya de, por ejemplo, la magnífica serie producida por la HBO que se situaba cronológicamente unos cien años antes aproximadamente, en la época de Julio César y los posteriores quince años del período triunviral! Esa es la mejor serie hecha jamás sobre el mundo romano en cine o televisión.