
Jorge Marichal, presidente de Ashotel
El reciente fallo del Supremo autoriza al Gobierno y a Repsol a continuar con sus planes de prospección y la ley actual permite seguir con los propósitos de extracción sin dejar un solo euro en el Archipiélago, salvo las migajas, que, aunque de caviar de beluga, son solo migajas. Con esta situación algunos políticos canarios han enarbolado la bandera ecologista. ¡A buena hora! Ellos salen reforzados con el apoyo de las masas y, así, pueden intentar de nuevo comparecer en las urnas el año que viene, cuando ya hasta los suyos los daban por defenestrados.
A Repsol, ni mentarla… Se sale con la suya. Sacará todo ¡y sin dádiva! Dádiva que hasta en los países más bananeros tienen que ceder a cambio del riesgo que sus actividades generan. ¡Ya no somos ni bananeros! -del precio del agua y de su estructura en las Islas podemos hablar otro día-. ¿Y qué nos queda? Pues bien, señores, nos queda una sociedad embroncada, dividida, molesta e igual de pobre que antes y, encima, poniendo en riesgo el principal bastión de la economía canaria, que es el turismo.
Ya uno va cumpliendo años y cada vez más ve que la vida no es en blanco y negro sino que está llena de colores y matices. Por lo tanto, lo ideal hubiera sido que los responsables políticos en todas las instituciones hubiesen visto en este debate lo que realmente es: una oportunidad para nuestras Islas, pero que tiene un gran riesgo medioambiental y económico para el turismo.
Hace unos días mis palabras se sacaron de contexto cuando afirmé que las plataformas petrolíferas atraerían a más turistas a Canarias. Lo que realmente dije y en el contexto en el que lo dije hacía referencia a lo ocurrido en países como los Emiratos Árabes, en los que precisamente se ha creado una pujante industria turística con los réditos de una actividad extractiva petrolera. ¿Es por tanto insensato pensar que aquí podríamos hacer lo mismo o, incluso, mejor? ¿Sería descabellado que aprovechásemos esta actividad para, entre otras cosas y a través de una tasa o impuesto, poder presumir en diez años de ser lo que ya es El Hierro en materia de sostenibilidad y autosuficiencia energética? ¡Eso también es ser verde! ¿O incluso emular a los saudíes con la mejor línea aérea del mundo (Fly Emirates), que ha crecido como la espuma fundamentada en la ventaja competitiva que le da el precio del combustible y los petrodólares? ¿Acaso a los canarios no nos gustaría que la sanidad mejorase en las Islas y que la educación pudiese ser de mayor calidad y fomentara que nuestros hijos salieran del colegio al menos bilingües? ¿Acaso no sería bueno tener unas mejores infraestructuras turísticas?
En resumen, desde mi punto de vista la pregunta no debería ser “petróleo, ¿sí o no?”. La pregunta sensata sería “petróleo, ¿para qué?” Y si las condiciones son las actuales, la respuesta debe ser “petróleo no”. Por eso pido, por favor, a nuestros políticos que dejen sus egos al margen de este debate y piensen en el pueblo al que representan. Que actúen con responsabilidad y piensen por una vez en el bien común.
Carlos Adeler
20 julio, 2014 en 17:07
Lo de menos es el petróleo, sino todo lo que genera a su alrededor, reparaciones, suministros, viajes , estancias , innovación tecnológica offshore etc etc…. vamos prefiero lo que ha dejado en Noruega después de 50 años, multiplicar x 43 su renta, sin problemas medioambientales. Sera que aquí a los que trabajamos nos da igual eso, a los 35 % de desempleados sin cabida en el sector turístico que le cuenten que aquí somos diferentes medioambientalmente que los Noruegos, USA, Escoceses, Canadienses y resto de países petroleros .
Nada , hay que irse a trabajar a esos países, aquí no hay trabajo señores.