Tercer intento esta semana para dejar de fumar…y nuevo fracaso. Media mañana sin acercarme al paquete de tabaco, pero no sé cómo, ni por qué, de repente tenía un cigarrillo entre los labios. Maldito sea, pero qué bien sabe…
Había jurado por snoopy que dejaba tan funesto vicio por caro (algo menos aquí en Canarias, eso sí), por nefasto para mis pulmones y de consecuencias apestosas para quienes me rodean. Maldigo el día en que cumplí la mayoría de edad y tuve el permiso para fumar en sociedad. Ahí comenzó todo, bueno casi todo, podía fumar pero no votar, en esas estábamos entonces. Con el tabaco pasa como con la cerveza: la primera vez que lo pruebas juras no volver a repetir la experiencia, pero resulta difícil escapar del pitillo y la barriga cervecera (sobre todo ahora, en pleno verano) Tengo un par de amigos que ni beben ni fuman, y siempre me parecen sospechosos de algo, o me dan envidia, no sé. Se ven sanos pero me consuelo pensando que tendrán el colesterol por las nubes, unas deliciosas hemorroides (joder que palabro) o serán acérrimos seguidores de Ricky Martin y Raphael , ahora que va a festivales indies.
El caso es que me estaba consolando sólo, cuando leo que dos ajedrecistas que participaban en una Olimpiada del ramo en Noruega, han pasado a mejor vida. Se trata de un uzbeko, al que encontraron muerto en su habitación y del representante de las Islas Seychelles, que cayó de bruces, sin vida, sobre el tablero donde jugaba una partida. Llego a la tontuna conclusión de que el ajedrez también mata, que ya es rizar el rizo. Uno pensaba que lo que mata es no tener curro; o la depresión, que se ha llevado por delante a un cómico como Robin Williams; o el ébola; o los hijoputas del estado islámico que se dedican a cortar cabezas mientras sueñan con que nos pongamos todos de cara a la Meca; o los esforzados parados que se ponen a correr ultra maratones como si huyeran de su precaria situación; o la miseria de miles de africanos que se empotran contra las vallas de Ceuta y Melilla y huyen como pueden de situaciones desesperadas, mientras sueñan con el maná europeo. Pobrecitos.
Deben ser estas jornadas agosteñas, propicias en festividades virginales, las que me procuran estos desasosiegos, pero resulta difícil escapar de esta estulticia vacacional. Nada como diez minutos de un telediario para dejarte el cerebro como un erial, o una comida familiar, propia de esta fechas, para seguir fumando y darle a cerveza. Mañana volveré a intentarlo.
A pesar de los pesares, los cigarrillos y los puros han inspirado muchas canciones, incluso a tipos como Pink Floyd: “Have a cigar” está incluido en su álbum “Wish You Were Here” y es un pedazo de canción ¡Qué le vamos a hacer !