
Imagen extraída de la página de Facebook Yo también vivo en el 102.
Sientes que te arrancan el alma a pedazos. Es toda una vida luchando, deslomándose por sobrevivir porque no lo pusieron fácil. Toda una vida… No tratas de ser un héroe, ni salir en los medios, tan solo ser un vecino más. Nunca pensaste que esto pudiera ocurrirte a ti y sin embargo pasa. Lo sientes tan adentro que no puedes contener las lágrimas. Eres presa de tus propios sentimientos, esos que te han llevado en volandas hasta lo que eres hoy. Es verdad que la vida no se detiene, pero uno pudiera pensar que después de esto… ¿qué sentido tiene?
Los bienes materiales no se llevan a la tumba. No hay manera de acumularlos ni de preservar esta existencia tan efímera. Tampoco eso es justificación para que te arranquen de cuajo toda una vida, no tiene sentido. Las leyes que nos protegen son otro juego más. Normas y reglas para unos jugadores sin escrúpulos. Conocer los vericuetos da las ventajas suficientes como para hacer lo blanco negro. Interpretaciones, giros, alegaciones, súplicas… Todos los intentos son válidos para salir airoso de la situación, para conseguir ventajas y privilegios. La justicia no es eso que tenemos idealizado; por el contrario, tiene un lado tenebroso que da vía libre al despropósito.
Cuando los valores no son la prioridad, el derecho se desvirtúa, se convierte en un pasatiempo que solo busca la ventaja del que lo controla, como en una sórdida partida de ajedrez. Si controlas la información o eres el amo de las mentiras, la victoria es tuya; el resto tan solo es el rival más débil. No importa la decencia, ni el sentimiento empático. Soberbia, avaricia y podredumbre.
Delito doloso, ese que se hace con conocimiento de causa, aunque en este caso improbable, amparado por la legalidad más escandalosa. Y uno no puede permanecer perplejo ante la imagen de Antonio y Berta arrancados de su hogar… Luego ver el apoyo de la gente, de los conocidos y las almas empáticas, termina por mover el corazón y ayuda a continuar creyendo en el ser humano. Por el contrario, ver al aprovechado, al que busca la foto, al político inerte que apoya pero no se moja y asfixia la conciencia, hace perder los papeles.
Es en días como este cuando las palabras se me ahogan en un suspiro; no logro desatascar la impotencia que hay detrás de Lennon cantando Working class hero. Malditos… No soporto tanta mierda. Hoy me eximo de cualquier razonamiento lógico. Hoy mamo del sentimiento más rabioso para clamar no solo por los vecinos de Tacoronte, sino por los que son pisoteados en todo el mundo. Hoy no cuenten conmigo para la justicia. Hoy prefiero ser un ladrón de la esperanza y no un inútil honrado de la rectitud. Hoy me cago en todo lo que se menea.