
Retratos con Yves Saint Laurent. / CANARIAS3PUNTOCERO
Para ser hermosa, lo que una mujer
necesita es un suéter negro, una
falda negra y caminar del brazo
de un hombre que ame.
Yves Saint Laurent
No es un secreto que Yves Saint Laurent y Pierre Bergé fueron una pareja de encuentros y desencuentros. Hubo una relación de años de felicidad sublime y amorosa y otros años de una convivencia repleta de gran desolación que finalizó en 1976, aunque el profundo amor los mantuvo unidos hasta la muerte de Ives en 2008.
La película Saint Laurent, dirigida por Jalil Lespert, nos muestra a uno de los diseñadores más importantes de la posguerra en un filme biográfico y con un leitmotiv: la historia de amor de Yve Saint Laurent (protagonizada por Pierre Niney y que representa dolorosamente al genio) y a Pierre Berger (socio, amigo, amante sutil y preocupado por la vida sentimental y profesional del modisto) que guarda voto de silencio, interpretado por el francés Guillaume Gallienne.
Se refleja la homosexualidad del protagonista de una forma abierta, sin tapujos, desde los primeros minutos en que se encuentran Yves y Bergé. Hay un encuentro y unas miradas tan llenas de afecto que a mí, no sé por qué, me recordó a lo que quizá sintieron los dos protagonistas de Muerte en Venecia, Aschenbach y Tadzio.
Describe a un hombre de talento que era capaz de lanzarse a fondo con su creatividad inmensa, noches enteras dibujando y creando vestidos que hicieron época, el proceso de un genio precoz. Veinteañero aún, se hace cargo de la enorme firma Dior, con su enorme poder mediático en las sociedades europea y mundial.
La interpretación de Pierre Niney es espléndida, igual que el resto del reparto. Además la película es un valioso testimonio sobre los años sesenta y setenta, las noches de desenfreno en las discotecas. La música. Y el triángulo formado por él mismo con Bergé y Victoire, su modelo estrella. A ella la interpreta la actriz Charlotte Le Bon, que pasaba pasarela antes de trabajar como actriz.
Manifiesta el papel del arte con su original serie de diseños y vestidos, inspirados en los colores del pintor impresionista Mondrian. Y destacan escenas como la del primer desfile que se rodó con vestidos originales prestados por museos y por la fundación. Su nacimiento, en Argelia, y en ella el conflicto que condujo a los gritos de “¡Viva Argelia libre!”, a la independencia de este país en contraste con el glamur de París. Proyecta al espectador la realidad de los homosexuales, el estilo de vida de una cultura caracterizada por la moda, los objetos, el consumo y el deseo del protagonista de dejarse azotar por un viento insano. Sin olvidar que los fragmentos musicales operísticos juegan un gran papel en el filme, en los desfiles y como fondo de la trama. Lo mejor, el cierre del filme. Bellísimo.
La película de Lespert, realizada con gran dignidad y buen equilibrio, se divide claramente en dos partes, con una estética con diferentes ritmos de narración y con hasta personajes diferentes. Con una primera parte glamurosa, llena de luz y en la que el carácter de Yves estalla. Con las primeras colecciones que modernizaron la moda y la elevaron a la categoría de arte. Una primera parte que revela que las cosas hermosas crecen hasta cierto punto y que luego van a menos hasta que desaparecen, exhalando, como decía Scott Fitzgerald en su novela Hermosos y malditos, recuerdos mientras se desmoronan.
Se centra en dos décadas de la vida del diseñador, las comprendidas entre 1956 y 1976. Y recrea su vida, que fue un continuo batallar contra sus depresiones, contra la afición a la bebida, a las drogas… Muestra su frialdad, los éxitos y fracasos; cómo pasaba del júbilo al desenfreno denigrante. El placer que sentía Yves por la belleza masculina y los placeres prohibidos, a los que él dice que llegó devorado por la angustia de tener que ser el mejor, año tras año en su oficio.
Por su carácter peculiar, Saint Laurent sufrió acoso escolar, y dicen que él intentaba superarlo prometiéndose que algún día sería famoso. Todo un genio. Tan frágil e inestable psicológicamente, tuvo dificultad para expresarse en público, donde manifestaba todo el desconcierto de un niño asustado, de un joven inseguro y con problemas de autoestima constantes.
Francia ya ha elegido la película que la representará en los Oscar: se trata de Saint Laurent, un filme que es un canto al amor y a la pasión. Un homenaje a la vida del famoso modisto.
MÁS INFORMACIÓN: blog-rosariovalcarcel.blogspot.com