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¡Prohibido!

Veo con cierta envidia, para qué engañarme, en el programa Salvados la realidad del país menos corrupto del mundo, Dinamarca. Es como ciencia ficción. Realmente no porque de lo que se esté hablando en él sea de un sistema. Es otra cosa y no tiene nada que ver con lo que experimentamos en países azotados por desalmados que roban y engañan sin el menor pudor.

Muchas veces las leyes son como las telarañas: los insectos

pequeños quedan prendidos en ellas; los grandes la rompen.

Anacarsis


20141106leocadio


Veo con cierta envidia, para qué engañarme, en el programa Salvados la realidad del país menos corrupto del mundo, Dinamarca. Es como ciencia ficción. Realmente no porque de lo que se esté hablando en él sea de un sistema. Es otra cosa y no tiene nada que ver con lo que experimentamos en países azotados por desalmados que roban y engañan sin el menor pudor.

Porque lo que ocurre en Dinamarca no es fruto de medidas anticorrupción o de leyes de transparencia. Es todo lo contrario, de hecho. Se trata de una conciencia ciudadana educada a lo largo de generaciones en valores, solidaridad y respeto. Es lo que responde el presidente del Parlamento danés a Jordi Évole cuando se le pregunta qué consejo daría a nuestro país para “combatir” la corrupción.

Y es la segunda vez que lo escucho en esta semana: “Sustituir el exceso de leyes y normativas por buenas prácticas”. Difícil, lo sé. Pero es el único camino. La educación en valores individuales que sustente una conciencia personal de responsabilidad es la garantía que aseguraría que no existiesen casos de corrupción ni de aprovechamiento en nuestro país.

Lo llevo viendo muchos años en mi profesión y campo de trabajo. Nos empeñamos en campañas de prohibición y de limitación sustentadas en argumentos de autoridad que no tienen ningún efecto real. Sin embargo, cuando vamos a trabajar con valores al nivel más básico, entre niños, adolescentes y sus familias, los resultados son totalmente diferentes. Salimos de un planteamiento coercitivo y de evitación para ir hacia uno positivo y creativo. Lo que hacemos no es prevenir que ocurra lo malo. Lo que hacemos es propiciar que ocurra lo bueno. Y éste es el cambio real.

Es muy sencillo de entender. Si convertimos a las personas en parte del proceso de cambio que queremos ver en nuestra sociedad, ésta cambiará. Si no lo hacemos así, no.

Leocadio Martín Borges Psicólogo

www.leocadiomartin.com @LeocadioMartin fb.com/LeocadioMartinCambiate

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