Importa mucho más lo que tú piensas
de ti mismo que lo que los otros piensen de ti.
Lucio Anneo Séneca

28/365. ¿Ese soy yo?, de A. Nieto Porras. / FLICKR
Emplear nuestro tiempo y esfuerzo para negar lo que no somos es una pérdida de tiempo. Pero, sin embargo, lo hacemos. Nuestra preocupación por las apariencias nos atenaza y, lo que es peor, nos separa de nuestra propia identidad.
¿Y esto por qué ocurre? Muy sencillo. Al estar pendientes de lo que dicen de nosotros otras personas es como si tuviésemos que salir de nuestro propio camino pudiendo ser que no volvamos a encontrarlo. Si empleamos esta energía que debe estar destinada a conocernos, a profundizar en nosotros, en todo lo contrario, nos distraemos.
Pero ¿cómo podemos cambiar esta forma de actuar? No es sencillo. Vivimos en una sociedad en la que nuestra reputación juega un importante papel. Y cualquier opinión que le afecte puede llegar a causarnos daño. Pero caer esclavos de este juego puede resultar aún peor.
Puestos a tomar una decisión, creo que el punto en el que empieces a cambiar tu vida y mejorarla será aquel en el que seas libre de lo que digan o piensen los demás. Cuando estás por encima de eso, empiezas a ser mucho más independiente y más feliz; empiezas a hacer lo que realmente siempre has deseado o te gusta. Y es, en ese momento, en que tu reputación depende de ti, y no lo de lo que digan los demás de ti, cuando empiezas a aceptarte y a vivir la vida que tú quieres.
Como ya hemos comentado en alguna otra ocasión, no es fácil hacerlo. Pero resulta imprescindible si queremos construir nuestra propia existencia. Un sencillo ejercicio para conseguirlo es simplemente parar. Detenerte y pensar: ¿quiero hacer esto? Si no es así, si no sientes que tenga nada que ver contigo, simplemente ignóralo. Dedica esas energías de negación a algo más productivo y que te haga sentir más feliz.
Leocadio Martín Borges Psicólogo
www.leocadiomartin.com @LeocadioMartin fb.com/LeocadioMartinCambiate