“Cada poema trata de lo que no ha logrado el poema anterior”.
Benjamín Prado
Leer el futuro en cada letra que la vida va haciendo sonar, como si fueran las latas que arrastra un coche de bodas a su marcha, siempre ha sido más divertido que hibernar en los pretéritos; en los imperfectos.
Y así voy dando tumbos por las librerías y las bibliotecas de toda la ciudad, con la esperanza de que alguna de ellas me dé la clave para escribir el final. Y en cada estación trato de resolver lo que no he podido en la anterior sin darme cuenta que no son los mismos pasajeros quienes bajan del tren.
“Cada poema trata de lo que no ha logrado el poema anterior”.
Traté de tejerme a ti, momentánea, y a tus psicofonías del tiempo que ya no es, cualquier domingo al sol de tus medias; constante a tu cambio por horas, a tu dolor moderado, a tu cuello negro de minera. Traté de buscarte en los libros, en los poemas y el pan, en los cafés con besos. Traté de encontrarte en la espera.
Según dicen solo intento que las letras me digan lo que nunca supe; y creo que tienen razón. Busco en cada palabra todo lo que no encontré en la vida. Lo que ellos no saben es que para mí eso es la existencia. Un continuo devenir de accidentes literarios que culminan con la resurrección.
“Cada poema trata de lo que no ha logrado el poema anterior”.
Porque todos los espíritus inquietos y múltiples nos tuvimos que soltar de la cuna, para caminar ladrándole a un puñado de sueños. Los míos son mitad charol, mitad lija, y les diste forma de vocal.
Porque nunca consigo deshacerme de esa sensación de impaciencia esperando las promesas que nunca llegan. Por eso nos rasgamos hasta confesarnos en vocablos, hasta ahora, inexistentes para nosotras.