La retrospectiva ‘Crónica del viento’ ilustra la larga trayectoria del escultor grancanario Martín Chirino
-Título: Crónica del viento
-Artista: Martín Chirino
-Comisario: Álvaro Marcos Arvelo
-Lugar: Espacio Cultural CajaCanarias
Plaza del Patriotismo 1, Santa Cruz de Tenerife
Plaza del Adelantado 1, La Laguna
-Horario: lunes a viernes, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00; sábado, de 10.00 a 14.00
-Duración: hasta el 31 de enero
-Web: cajacanarias.com/microsites/chirino
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El viento (14), 1963. Hierro forjado. Colección Fundación Juan March. Museo de Arte Abstracto (Cuenca). / CANARIAS3PUNTOCERO
Es labor de una retrospectiva tratar de mostrar toda la complejidad de la obra de un artista. En el caso de Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925), la vastedad de ésta se estructura de un modo natural alrededor de la excelencia en el trabajo del hierro forjado. Sin embargo, esta labor de forja y de unión es mérito de las propias hechuras más que de la elaboración de un discurso comisarial concreto, que, en este caso, parece hasta necesario obviar.
No puede dirimirse de modo claro si la labor de Álvaro Marcos Arvelo, comisario de la exposición, es de mérito o si la propia configuración arquitectónica de la sala del santacrucero Espacio Cultural CajaCanarias incita a una suerte de comprensión intermitente de la obra de Chirino. Del mismo modo, la división de esta Crónica del viento entre La Laguna y la ciudad capitalina priva al espectador de una comprensión clara y diáfana de la trayectoria del escultor grancanario, como así debiera ser precisamente debido a la longevidad y coherencia de ésta.
Del mismo modo, la muestra trata de dividir la complejidad en varias líneas temáticas fruto de las experimentaciones del escultor en torno a, como ya anunciaba Julio González, el dibujo del espacio. Esta noción se inserta en la poética, instaurada por el propio autor grancanario, de solidificar el viento, dar forma a aquello que no la tiene y que posee per se un carácter de fugacidad.
Puede resultar contradictorio que el trabajo de Chirino, fundamentado en la forja, trate precisamente de elucubrar los vectores de lo etéreo. Con todo, el desarrollo de su labor termina por remitirse a la formalidad, recurriendo como figura principal a la espiral, la geometría infinita que a su vez conecta con cierto tipo de petroglifos guanches y que es expresada magistralmente en El viento (14).
De igual manera, la obra de Chirino se estira para explorar los límites de la horizontalidad y la verticalidad. Prueba de ello son los espectaculares Aeróvoros presentes en la exposición y que extienden la espiral hasta el límite mismo de carga del material. Por otro lado, Herramienta poética e inútil y Espiga suponen incisiones verticales en el terreno, que, lejos de anunciar la violencia de la penetración en éste, parecen mostrar un respeto exquisito por las labores de aprovechamiento del terreno.
Recorre la obra de Chirino, aún hoy, la voluntad de la experimentación del taller, que trata de mostrar a través de las piezas una verdad pétrea que a la vez es aérea. Es cierto que subyace siempre en el arte un componente de inutilidad, pero son trayectorias como las de Martín Chirino las que elaboran la maravillosa trascendencia de esta fatuidad.
*Historiador del arte