El director canadiense Shawn Levy cierra con esta película un proyecto muy de índole personal que, si bien impresionó en la primera entrega, nos ha dejado más bien fríos en las dos últimas; en especial en la que cierra el conjunto.
Ben Stiller hace su trabajo encarnando al guardia de seguridad nocturno con la solvencia acostumbrada y llama la atención el reparto de auténticas campanillas que lo secunda, un elenco de incuestionable lujo. Este fue el último trabajo en la gran pantalla de Robin Williams, impagable en su papel de Theodore Roosevelt. Es antológica la secuencia del gran Dick Van Dyke bailando. La presencia de Rebel Wilson y su trabajo como guardia de seguridad en el turno de noche en el Museo Británico es una bocanada de aire fresco que insufla nueva vida a una trilogía adocenada. El sutil trabajo de presencias mayores como Ben Kingsley o Ricky Gervais merece todo tipo de elogios. Destaca en especial la labor de Dan Stevens en el papel de un peripatético Lanzarote del Lago. El actor, conocido por los más incondicionales por su presencia en el serial británico Downtown Abbey, brilla a gran altura en un papel difícil de desarrollar.
¿Qué decir de los trabajos de Steve Coogan -magnífico en Tristram Shandy: A Cock and Bull Story (Michael Winterbottom, 2005), The Trip (M. Winterbottom, 2010) y Philomena (Stephen Frears, 2013)- y de Owen Wilson, que parecen haber llevado durante toda su vida sus sempiternos trajes de Octavio y Jedediah, respectivamente, a lo largo de toda la saga?
Muy especialmente es admirable y muy refrescante el cameo de autoparodia que realizan el admirable Hugh Jackman y Alice Eve en un teatro del West End, con pose de Lobezno por parte del primero incluida. Qué admirable capacidad la de Jackman para reírse de sí mismo… ¿Es tan genial como parece? En efecto, todos los comentarios coinciden en que es un tío muy legal… para envidia del resto del universo masculino. Esa secuencia a tres entre Jackman, Stevens y Eve es de lo mejorcito del filme.
Sin embargo, la saga está ya más que amortizada. El resto del metraje en su conjunto es una serie de situaciones que no producen gracia en absoluto, con un guión estirado más que un chicle. Una película que se olvida tan pronto salimos del cine, pero con la que los más pequeños de la casa pueden pasar un rato divertido durante estos días de descanso.
‘Perdida’ y ‘Magical Girl’
Cambiando de asunto, he vuelto a ver hace escasos días Perdida de David Fincher y creo que es una de las mejores películas estrenadas este año. El trabajo del director en la dirección de actores es magnífico y la película funciona con precisión alemana. Los trabajos que realizan Rosamund Pike, Kim Dickens o Carrie Coon son excelsos. La fotografía es turbadora y el guión escrito por la propia Gillian Flynn es espectacular. Una obra maestra auténtica.
Además, viendo hace escasos días Magical Girl de Carlos Vermut, me salí de la sala de cine. Quizá no tenía el ánimo dispuesto, pero, lo reconozco, abandoné la sala decepcionado. No era capaz de entender ni conectar con nada de lo que veía en la pantalla.