
Hong Kong Umbrella Revolution, de Pasu Au Yeung.
Cuando arrancamos a escribir, no siempre se tienen las ideas claras. Cuesta plantarse delante del teclado, encontrar la inspiración y no acabar perdiéndose en la nevera vacía. Hay momentos en los que hasta diría que el mismo acto carece de sentido y percibes la pantalla en blanco como el mayor de los abismos; ya se sabe, las musas tienen ese capricho supino de aparecer a conveniencia. Son los gajes del oficio del creador y no queda más remedio que enfrentarse a ellos, máxime si la realidad vigente no hace sino apabullar, dejando sin sentido aparente cualquier posibilidad de acometer la tarea.
Hay momentos en los que sientes que todo está inventado, en los que en el mundo del clic existe un exceso compulsivo de contenido inabarcable, y total, qué es uno en semejante universo, ¿una mota de polvo insignificante? Pues puede que así sea, y este grito a la red quede en eso, en un grito que se diluya entre tanto aspaviento, puede… Como también puede ser que en eso mismo resida la importancia de lo que se hace. En el fuero de esta conciencia convulsa que escribe, hace músicas y otras cosas, está la sensación constante y perenne de tener que expresar y aportar esta visión particular de la experiencia, del mundo y lo que me rodea, lo que viene siendo el compromiso que se tiene con la vida.
En esta partida interminable que se nos traslada, a cada cual desde su trinchera, toca mover ficha, lanzar la última estrategia y alzar el lápiz, un verso o una danza. El órdago está sobre la mesa; la sociedad que vivimos en este siglo XXI plantea desafíos inmensos. La esencia de pensadores y artistas debe ser la de asumir el reto; traspasar tiempo y espacio si fuera necesario, jugarle el lance a la historia creyendo que no hay un antes ni un después. No podemos permanecer impasibles, este desajuste vital implica la necesidad de la labor de todos los que puedan aportar luces, no como faros guía, sino como un alumbramiento colectivo y plural que desemboque en algo nuevo, algo diferente que inspire a las nuevas generaciones.
Muchos llevan años peleando con sus libros, discos, fotos, performances, cuadros, esculturas y cuantas novedades se les ocurren. No son pocos los que cada día pelean por que la cultura sobreviva y tener así la verdadera oportunidad de cambio. Pero bien sabemos que es insuficiente, que se carece de compromiso, que falta seguir empujando una educación diferente. Por eso no hay tiempo que perder. Es el momento de proveerse de motivos y seguir creando, porque, como diría mi amigo Dave Watts, “we need this revolution”.
KingLMan ‘Vultures’ Bazaar’ feat. Earl 16