En las calles de La Laguna y Santa Cruz, oigo el sonido de bocinas de los coches y motocicletas. Crecí en un pueblo rural de Wisconsin, donde oí vacas en el pasto, no tráfico de calle. Cuando estaba corriendo por la localidad de Jardina, ayer, me acordé de casa. La gente camina mucho. Hay un centro comunitario donde todos se reúnen para discutir los eventos del día. Creo que el ruido más fuerte que nunca escuché en mi ciudad natal fue una conversación.

En Wisconsin, la gente no pita sus bocinas con frecuencia. Un claxon de coche aquí funciona más como una advertencia o un saludo, pero en los Estados Unidos es típicamente un signo de la ira. En el lenguaje de los coches, un claxon es similar a gritar improperios. Esta diferencia de temperamento caracteriza el ambiente más relajado de Tenerife. No es que la gente está de vacaciones, pero son más pacientes y corteses. Creo que los norteamericanos podrían aprender mucho de la gente de aquí.

También podríamos aprender a comer correctamente. De vuelta a casa, la comida se siente más como una necesidad. La gente allí come rápidamente y pasa a la siguiente tarea. Sin embargo, en Tenerife, la hora de comer es una parte valiosa del día. Durante el Año Nuevo aquí, mi familia y yo comimos una comida completa. Primeros entremeses, sopa, un plato, el plato principal y postre. Yo sólo había experimentado esto antes en un restaurante de lujo. Incluso durante Acción de Gracias, mi familia come todo a la vez, excepto, posiblemente, el postre. ¡Incluso mi padre nos anima a comer el postre primero!

La cultura de la comida rápida ha dañado a los Estados Unidos. Es raro que una familia se siente junta para comer. Todo el mundo come solo. Tal vez fomenta la independencia, pero también la codicia. Eso es por no mencionar el costo de la salud de los alimentos procesados. Algo que he notado aquí, en España, es que la gente compra alimentos con frecuencia. Y no es porque coma más. Valoran la frescura. Pan fresco, las frutas frescas y las verduras frescas. En América del Norte, la gente compra en grandes cantidades y la comida se pudre con el tiempo (y si no se pudre, es porque lleva suficientes conservantes, otro problema).

Mientras he encontrado diferencias entre Wisconsin y Tenerife, algunas cosas no lo son tanto. Los niños juegan en las calles, los padres van a trabajar y los abuelos disfrutan la visita de sus nietos. Como he explorado los alrededores de la casa donde vivo por unos días en esta isla, los extranjeros me han ayudado con las direcciones y me ha dado buenos consejos. Por ciudades, Santa Cruz y La Laguna dan la sensación de estar en un pequeño pueblo. Casi como en mi casa.

*Ben Bartenstein, natural de Wisconsin, escribe para Canarias3puntocero como becario de Periodismo de Macalester College (St. Paul, Minnesota) en su ruta hacia Marruecos, donde residirá también como periodista becario durante los próximos meses.