Pues sí, se puede aplicar a muchas cosas. Pero a mí me ha venido a la mente, a la sazón del estreno de la película Cincuenta sombras de Grey. Otro producto más de cine… No encuentro la palabra, ¿malo quizás?, precedido de sus libros correspondientes. He de confesar que escribo de oídas y sólo me quiero referir al fenómeno en sí y a cómo me llega a mí. Y qué interpreto de él.
Lo que ha conseguido esta situación es traerme de nuevo a la reflexión, ¡como no podía ser de otra forma! Y lo hago sobre la dificultad de la coherencia. Lo complicado que resulta en un entorno de dualidades opuestas mostrar una imagen de compromiso entre lo que uno hace y uno dice.
Porque esto es, no le quepa la menor duda, el cimiento principal de la educación y de la comunicación. No podemos decir que somos solidarios y estar poniendo a familias a vivir en la calle, con frío y sin agua para beber; no podemos decir que amamos a alguien e intentar controlarlo para convertirlo en lo que nosotros queremos; no podemos pretender que nuestros hijos respeten las reglas si nosotros no lo hacemos.
Lo sé; es muy difícil. El ser humano está hecho de contradicciones. Y de esto trata lo que hoy me gustaría dejar en el aire. Dejemos ya las posturas estáticas en cualquier ámbito de nuestra vida. Admitámonos como lo que somos. Seres en cambio, en adaptación, y aceptemos que esta es nuestra esencia. Una vez conseguido, va a ser mucho más sencillo entender todo aquello que antes podía hasta sacarnos de quicio.
Solo desde un planteamiento de aceptación, respeto y tolerancia, entenderemos que el único camino hacia nuestra convivencia como seres humanos nos lo va a dictar la compasión, hermana mayor de la empatía.
Leocadio Martín Borges Psicólogo
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