Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo…. del miedo al cambio.
Octavio Paz
Cuando nos hablan de “zona de confort”, inmediatamente damos por hecho que se trata de algo personal y único. Pero, a mi entender, esto puede resultar algo engañoso. Lo cierto es que no es así. Compartimos nuestra zona de confort con muchas personas. En realidad, esto es lo que puede estar evitando que las cosas cambien.
Nos agitan el miedo a que lo hagan, olvidando que esto es precisamente lo que hace que evolucionemos… Porque ¿a alguien se le oculta que la única forma de mejorar es moviéndonos? Y esto se aplica a todo, las personas y las sociedades. Si hay algo que nos ha mostrado la historia es que cuanto más intentamos que algo se quede como está, más violento es el cambio que se produce.
Y ésta es la clave. Si aceptamos el cambio como un proceso natural, tanto para nosotros como para las comunidades y los países, iremos por buen camino. Especialmente, porque esto implicará que hemos aprendido. ¿Qué es aprender sino ser conscientes de nuestros errores, aprender de ellos y procurar no repetirlos?
Como ya he podido compartir en otras ocasiones en este espacio, los tiempos que nos están tocando vivir, son complicados. Están moviendo los cimientos de una forma de vivir. Y no parece que seamos conscientes de ello, lo que nos dice que, a mi modo de ver, es la vuelta a la persona, a nosotros mismos. A donde empezó todo.
Porque ésta es la única forma que conseguiremos reconstruir. Tirando aquello que tiene aluminosis y construyendo algo nuevo. O no tan nuevo. En el fondo, se trata de reaprender a hacer los ladrillos que constituyen la esencia de la humanidad. En volver a ver, árbol a árbol, en lugar de empeñarnos en ver el bosque todo el rato.
Leocadio Martín Borges Psicólogo
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