Entre el plano y el territorio es la nueva exposición de José Antonio Zárate.
Ficha técnica
Título: Entre el plano y el territorio
Autor: José Antonio Zárate
Espacio: SAC-Sala de Arte Contemporáneo Instituto Cabrera Pinto
C/San Agustín s/n La Laguna
Horario: L-V de 11 a 14 y de 17 a 20h.
S-D de 11 a 14h.
Duración: hasta el 24 de mayo.

Vista de la exposición./ CANARIAS3PUNTOCERO
La comprensión del paisaje planteada por Zárate en esta muestra se estructura en torno a un recorrido, una larga ruta salpicada de diversos hitos que marca el devenir de la contemplación del artista.
El nódulo fundamental de unión entre las obras es la figura del tradicional callao, en abundancia en las costas de las Islas Canarias. Estos estructuran o un límite de paso, una barrera aparente. Las piezas expuestas en la muestra exploran las posibilidades paisajísticas de estos callaos en torno a diversas obras de formato variable en el que, de modo general, sobre fondo neutro se colocan las formas de estas rocas, invitando al espectador a concretar un telón que permanece opaco. Este puede presentarse de diversas formas, tanto remitiendo a una abstracción en planta arquitectónica como al horizonte marino, a la contemplación pausada desde la playa.
El callao también es presentado en forma de catálogo. Con formas volubles se exponen diversas tipologías de rocas grabadas, pintadas, azulejadas…En ellas el código empleado alude al territorio inmediatamente inferior donde el objeto se asienta así como a la textura desarrollada en función de dicho territorio.
Este punctum rocoso viene aparejado a toda una plétora de abstracciones del territorio en las que siempre está presente el mar, bosquejadas sus olas en signos. Se hace también presente la geometría de los espacios naturales, que al autor aprehende en planta, provocando la mezcla entre las distintas texturas tales como la piedra, la hierba y el agua.
Con todo, el mismo carácter de inevitabilidad persigue tanto a la contemplación como a la construcción y así hace aparición la arquitectura. Más que un mero reflejo planimétrico del territorio, el autor inserta geometrías bien delimitadas como contraste de las figuras eminentemente orgánicas que protagonizan la obra. La disciplina se interpola en los límites naturales de un modo confuso puesto que resulta imposible concebirla como una amenaza real, permaneciendo en el terreno de lo existente.
Esta imposibilidad persigue todo el recorrido de la muestra, que cuenta con un exceso de obra notable. La retórica del artista permanece velada como una de sus piedras. Se percibe un cierto deseo de enunciar a voz en grito qué, cómo, cuándo, dónde y por qué, sin embargo todo ello termina conduciendo a un totum revolutum que resulta difícil de calificar. El recuerdo del paisaje subyace frío y estático.