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Del arte de amar y su movimiento

Kamasutra del aire cumple lo que promete. Julio Nieto desarrolla a lo largo de las piezas presentes en la exposición un catálogo de posiciones del célebre libro de conducta y comportamiento sexual elaborado por Vatsiaiana en los primeros siglos del calendario cristiano.

Julio Nieto expone la serie Kamasutra del aire en la Real Sociedad Económica de Amigos del País

Ficha técnica

Título: Kamasutra del aire

Autor: Julio Nieto

Espacio: Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife
Calle San Agustin, 23, San Cristóbal de La Laguna

Horario: L-V 10-13h  16-19h
Duración: hasta el 18 de septiembre.

Web: rseapt.com

Una de las piezas de Nieto / CANARIAS3PUNTOCERO

Una de las piezas de Nieto / CANARIAS3PUNTOCERO

Kamasutra del aire cumple lo que promete. Julio Nieto desarrolla a lo largo de las piezas presentes en la exposición un catálogo de posiciones del célebre libro de conducta y comportamiento sexual elaborado por Vatsiaiana en los primeros siglos del calendario cristiano.

El aire se expresa en las piezas de Nieto en la prolongación e hiperextensión de los gestos de las figuras. Las de mayor tamaño, y que presiden el patio de la Real Sociedad Económica, están elaboradas en acero inoxidable mientras que las de menores dimensiones en resina, alambre y cromo. De sobra es conocido el amplio catálogo de posturas que proporciona el Kamasutra como, del mismo modo, es posible empatizar con la amplitud de los gestos de muchas de las representaciones de las contorsiones que el cuerpo humano ejerce durante el acto sexual.

Los vectores que describen las piezas varían desde una prolongación del órgano sexual masculino hasta la descripción de órbitas configuradas por la propia unión de los cuerpos. Estos no obedecen necesariamente al emparejamiento canónico. Las uniones se producen sin tener en cuenta el género, unidas por un placer que se presupone extático. Del mismo modo, las obras poseen cierto carácter de vibración y de móvil. No permanecen estáticas en la contemplación. Rodearlas, de la misma manera que explorar la piel en busca de recovecos, supone un pequeño y lujoso sobresalto.

El preciosismo del escultor vasco se hace patente en su modo de tratar los escorzos que se descomponen en músculos y en gestos así como en ramificaciones de cada silueta: miles de terminaciones nerviosas conectadas en el momento del clímax. El amor, por su parte, acude en el exterior. Cupido, con una de sus características flechas muestra la imprescindible intimidad y complicidad necesarias y genera la mejor parte de la obra expuesta junto con El Origen, dos amantes encontrados e inevitablemente cercados por un gran círculo. Con todo, la obra de Nieto gana en acero inoxidable y gran formato. Pierde en el resto.

Más allá de la impecable ejecución y de las posibles reminiscencias a la experiencia propia que puedan generar las obras seleccionadas, la sensación final es incompleta. Posiblemente deba achacarse a lo peculiar del espacio expositivo puesto que la mitad de la loggia de un patio canario resulta insuficiente para la respiración de las piezas, amén de que el lucimiento de las mismas en el espacio exterior se confunde con las arcadas originales y la reforma posterior. Resulta lícito desear una adecuada contemplación en próximas ocasiones, algo que solo concurre en la correcta evaluación de la categoría del artista.

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