
Imagen de la película Diamante de sangre
Aunque resulte contradictorio, los países ricos en petróleo tienden a ser más pobres que otros que no lo poseen. Esta paradoja se conoce o denomina como la maldición de los recursos. La nula diversificación de la economía de los países exportadores de petróleo, hacen que su dependencia del exterior sea casi completa, lo que debilita los tejidos económicos internos que no estén relacionados directa o indirectamente con este sector.
La dependencia de estos recursos naturales hace que los países exportadores se olviden o releguen por completo el fomento de la competitividad, la diversidad y la innovación económica (además de la tecnológica y científica) de su país, convirtiéndose en meros vendedores de un producto que debería conllevar ingentes beneficios socioeconómicos al conjunto de su sociedad.
En África, economías como las de Argelia, Libia, Guinea Ecuatorial, Santo Tomé y Príncipe, Gabón, Congo Brazaville, Angola y Nigeria han experimentado un crecimiento rotundo de sus exportaciones de petróleo desde el descubrimiento del crudo en el continente africano. Otros países como Uganda, Ghana, Chad, República Centroafricana, Camerún y Sudán se han lanzado en los últimos años a la búsqueda de recursos naturales en sus respectivos territorios. En particular, buscan transformarse en países que nutran de hidrocarburos al mercado internacional, debido a su creciente demanda por las economías de consumo de China, India y Brasil, principalmente.
Guinea Ecuatorial está considerado como el tercer productor de petróleo por volumen en el Golfo de Guinea, por detrás de Angola y de Nigeria. Produce más de 300.000 barriles al día de exportaciones según datos de The World Factbook, que representa el 80 por ciento del PIB y el 95 por ciento de su Presupuesto Nacional (Bank of Central African States). Sin embargo, semejante crecimiento económico no se ha reflejado en una mejora en la calidad de vida de la población o, en otros términos, en desarrollo social.
Según el Banco Mundial, el 76,8 por ciento de la población de Guinea Ecuatorial vive en la pobreza, tan solo el 42 por ciento tiene acceso a agua potable y uno de cada ocho niños muere antes de cumplir los ocho años. Además, la UNESCO denuncia los obstáculos que tienen los niños y las niñas para el aprendizaje en el país, ya que los centros educativos son inadecuados, existe una alta proporción de alumnos por profesor, la calidad de la enseñanza es muy baja y la mala nutrición es muy frecuente. Todo estos datos avalan las denuncias de corrupción, despilfarro y nepotismo de la que viene siendo objeto el gobierno autoritario de Obiang y su clan familiar, en su apropiación de los ingresos millonarios provenientes de la explotación del crudo. Llama la atención que, en comparación con otros petro-Estados, por ejemplo las monarquías del golfo arábigo-pérsico, igualmente autoritarias, el clan gobernante en Malabo no se ocupe de elementos tan básicos como la educación. Dicho de otro modo, su grado de despotismo roza lo indecible.
Gerardo D. Settecase
31 julio, 2015 en 21:10
Estimado Sr.Raina…La frase no es mia, sino del venezolano Juan Pablo Pérez Alfonzo: “El Petróleo es el excremento del diablo”…Y envenena, destruye y empobrece a sus dueños. Sea el continente que sea…PD: MUY BUEN TRABAJO DE INVESTIGACIÓN