Rietti y Pmatos vomitan cultura visual en la SAC del Parque de la Granja.
Ficha técnica
Título: 2 gb/40 min
Autores: Daniel Rietti Perdomo/ Jonay Pmatos
Espacio: SAC-Sala de Arte Contemporáneo Casa de la Cultura
C/Comodoro Rolín, 1 S/C de Tenerife
Comisario: Arístides Santana
Horario: L-V de 11 a 14 y de 17 a 19,45h
Duración: hasta el 11 de septiembre.
Web: –

Composición mixta que recibe al visitante./ CANARIAS3PUNTOCERO.
No es posible negar la era de la infobesidad. La sobrecarga es inherente al abismo de la cultura hashtag en la que el sujeto se ve imbuido a diario. Con todo, existen diversas maneras de asumir la cultura visual puesto que está normalizado tanto el aislamiento virtual en cualquier conversación grupal como la ignorancia a cualquier dispositivo inteligente.
Es precisamente está insufrible sensación de que lo virtual, como el capitalismo, es capaz de comprender, asimilar y guardar cualquier dato posible, la que genera respuestas violentas de aquellos sujetos que tienen la desdicha de descubrirse en un sinsentido esquizofrénico-paranoide donde las imágenes de gatitos, pornografía, selfies y demás estupideces, acuden sin previo aviso a cualquier pantalla.
Rietti y Pmatos ejemplifican lo obsceno de la profusión incontrolada de imágenes en la pieza que recibe al visitante en la Sala de Arte Contemporáneo del Parque de la Granja produciendo seres incómodos y anatomías dentro de anatomías, además de mensajes inconclusos formados de palabras usuales. El gusano que habita en los cables que transmiten estos datos es el que ejecuta simbólicamente el acto de regurgitar el fluido de aparente información en la blanca pared, confirmando el carácter de deshecho que esta posee.
No se trata únicamente de la inutilidad que una imagen posea per se sino que la información más primordial es sesgada por una enorme cantidad de portales con intereses particulares. Incluso la cultura y sus páginas son reducidas a un simple manto de nada y las imágenes que deben ilustrar sucesos de interés quedan sesgadas o absurdamente censuradas. No existen garantías.
La señal no es omnipotente y su fallo produce un hábitat extraño como el descrito en la segunda sala: una caverna mediática que pretendió alguna vez ser un espacio de trabajo. Este permanece absurdamente inacabado, produciendo nada, creando parapetos al abismo, acumulando bancos de imágenes anónimos. El exceso de información no conoce nombres, todos quedan presos de la misma vorágine.
La labor de asumir responsabilidades en el consumo de la virtualidad parece una quimera ya que como todo producto que es aceptado por una masa social inconmensurable e inclasificable transgrede el carácter de mercancía común. No se trata de las utilidades que los objetos proporcionan sino de la trascendencia inherente que estos poseen, y que afectan a cuestiones de índole cotidiana. Resulta preferible ser consciente del olor de la bazofia que tratar de camuflarlo con perfume. Rietti y Pmatos rezuman este necesario talento escatológico.