Cultura

Hermana Radio: ¡Feliz Navidad!

Es Navidad. Y me resuenan en los escondrijos más sensibles del cerebro las notas de la popular canción que hizo el cantante puertorriqueño José Feliciano y que tanto se reproduce en la Radio en el mes de diciembre. Aquel año de 1970 la dio a conocer, sin pensar, jamás – como él reconocería años después- que alcanzaría tanta repercusión universal. Y es cierto, porque es una un simple composición, con un coro en español que repite el título Feliz Navidad, varias veces, y un verso, en inglés, de solista. Una estructura sencilla que, sin embargo, la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores, testifica que está en la posición 15 en la lista de las 25 canciones navideñas más populares de Estados Unidos. ¡Pues no les digo nada en los países de habla hispana! Aquí, en España, por ejemplo, es imprescindible en fiestas familiares y populares y, muy especialmente, en la Radio, es de programación obligada. Y muy solicitada por los oyentes.

De Feliciano siempre recuerdo con mucho agrado su interpretación a la guitarra, como solista, de la Malagueña, de Ernesto Lecuona. Le da un toque, nunca mejor dicho lo de toque, especial, original, con un cierto aire de flamenco rabioso en el tramo alegre de la composición.

Hubo un tiempo, ahora no tanto, en el que se adueñaban de las ondas los tradicionales villancicos de frases tan populares como “Mira cómo beben los peces en el río”, ” Navidad, Navidad dulce Navidad”, “Belén, campanas de Belén” , el nuestro (Lo Divino), etc. Aunque siempre estaban los exquisitos que se declaraban adictos al  White Christmas, nada menos que interpretado por Frank Sinatra, cantante que tendría ahora, si viviese, cien años. Por cierto, a mi me gusta más la versión de Bing Crosby. Y de América, también, el más jacarandoso Jingle bells, escrito en 1857 por  el ministro americano James Pierpoint y cantado por múltiples solistas y grupos que, por estas fechas, lo incluyen en sus repertorios. Las versiones en español son horrorosas y, por ello, no cito ni voces ni conjuntos. Nació en inglés, y sólo en este idioma suena bien, pero que muy bien.

Hay quien confunde el ¡Oh, Happy Day! con un villancico y lo canta en estas fechas como tal tema navideño. Pues no. Es góspel que tiene, para mi gusto, las mejores versiones en Edwin Hawkins Singers y en Aretha Franklin.

Hace unos días, en el Auditorio de Tenerife Adán Martín y durante la entrega de los Premios Teide de Oro de Radio Club Tenerife, el grupo tinerfeño Gospel Shine Voices, ofreció una extraordinaria interpretación de ¡Oh Happy Day! Y lo felicitamos, porque esas voces sonaron muy bien; pero que muy bien. Y el público presente, que era mucho, coreó y aplaudió con ellos la magnífica obra.

La Radio (con mayúscula, le reitero señor corrector de esta publicación) ha sido cuna y altavoz esenciales para que los villancicos se propaguen en las fechas navideñas. Y viene muy al pelo el título genérico de esta colección de artículos, Hermana Radio, porque, como nunca, en estos días de buenos deseos, la Radio propaga los mensajes más hermosos de fraternidad y solidaridad. La hermana, a nuestro lado, que mitiga sufrimientos, nos entretiene, atiende ruegos y peticiones; la hermana Radio que nos acompaña de aquí para allá con sus sonidos de palabras y músicas que suenan especialmente celestiales en Navidad, Fin de Año y Reyes.

Solidaria con sus hartangas benéficas, recogida de juguetes y repartos a domicilios, familias y grupos que demandan ayuda, ahora, en las fechas navideñas.

Ahí está la HERMANA auxiliadora. Es la RADIO.

¡Felices Fiestas!.

 

1 Comentario

1 Comentario

  1. Gerardo Guerra

    21 diciembre, 2015 en 16:42

    Muy bonito comentario, apropiado para la festividad navideña y que me recuerda no sin cierta añoranza aquellas emisiones radiofónicas que citas de la “Hartanga gigante” con su peculiar sintonía y otras de carácter similar cargadas de generosidad y entusiasmo que hacían de la radio un auténtico espectáculo cuando el otro espectáculo, el cine, que para mi no podía ser sino semanal, era lo único que veíamos en una pantalla. Pero la radio era otra cosa; estaba ahí, todos los días, a todas horas, todo lo idealizábamos en nuestra pantalla cerebral, cuanto escuchábamos… música, relatos, noticias, todo lo asimilábamos como bueno porque en la radio, en nuestra radio nunca hubo nada malo ni mediocre. Todo lo recuerdo como bueno…¿recuerdas algo malo o desagradable en la radio de esos años ? Yo no. Por eso a veces nos sale lo de “Bendita radio”.

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