No come

“La ignorancia humana no permanece detrás de la ciencia, crece tan rápidamente como ésta”.
Stanislaw Lem
Escuche hace poco a alguien que decía: “No come porque es una niña mimada. Siempre ha hecho lo que quiere y no sabe que hacer para llamar la atención”. Se refería a la hija de un amigo común que padece anorexia.
Reconozco que no pude contenerme. Contesté airadamente, casi sin control, diría. Me arrepiento de ello. No sirve de nada. La persona no cambió su opinión y además se sintió muy ofendida conmigo.
Lo cierto es que los trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia, siguen siendo los grandes desconocidos, e ignorados, por la salud mental. Una buena parte de la población lo asocia a un deseo de parecerse a las modelos o a una moda caprichosa de las jóvenes. Ninguna de las dos cosas es cierta.
Los trastornos alimentarios como la bulimia y anorexia, son las alteraciones más comunes de la conducta en el acto de comer. Y aunque se refieren a este, no tienen relación directa con la comida. Su raíz está en el miedo a vivir y a crecer, y vienen definidas por el rechazo a mantener el peso corporal por edad y talla provocando una pérdida de peso progresivamente, cada vez mayor.
Existe un temor patológico a engordar y la persona se ve o se siente gorda a pesar de estar muy delgada, sufriendo una alteración perceptiva de su propia imagen ¡Y no se cura diciéndole “yo te veo my bien”!
No es mi intención hoy ahondar en este trastorno. Lo es llamar la atención sobre él. Sobre su origen psicológico y como expresión colateral de otros problemas como el bullying. Son problemas mentales serios que pueden conducir a la muerte y que tardamos mucho -una media de seis meses-, en darnos cuentas de su presencia.