Cinco canarios en el Círculo Polar Ártico

¡Saludos amigos! Hoy nos vamos a realizar una travesía por el Círculo Polar Ártico. Pero… ¡tranquilos!, no hace falta ser un súper héroe para realizarla, aunque debo reconocer que sí requiere tener una cierta fuerza física y bastante fondo. Se trata de un viaje de turismo activo donde se disfruta de la naturaleza como en pocos lugares del mundo. Acabo de regresar de vivir esta experiencia que ha durado una semana, tiempo más que de sobra para sentir en primera persona la dificultad de esquiar sobre nieve y también sobre hielo.
¿Cómo lo organizamos?
Pues como les relaté en la anterior entrega es bastante sencillo. En Canarias lo organicé de la mano de Ciro Machado de XTM Travel quién a su vez coordinó toda la actividad con la empresa receptora Glød Explorer que son los número uno en lo alto de Noruega.
¿Dónde se desarrolla la actividad?
El destino de partida es Alta, una pequeña ciudad en el norte del norte de Noruega, rozando el paralelo 70, en la península de Finnmark, sobre suelo continental. Así que tranquilos, si se rompe el hielo, será entre una multitud de lagos que se atraviesan, no del mar – que tampoco es un gran consuelo pues puestos a morir ahogados en heladas aguas, poco importa que sea dulce o salada.
Para llegar hasta Alta desde Tenerife lo tuvimos fácil, tan solo dos vuelos gracias a que Norwegian tiene vuelo directo hasta Oslo y luego desde allí al destino final. Debo apuntar que la compañía aérea nos perdió los petates con todo el material. Lo encontraron y devolvieron al día siguiente.
¿Qué necesitamos para hacer la travesía?
Pues lo fundamental es un buen guía que conozca el terreno y sepa dónde meterte. No en vano hablamos de campo a través, nevado o congelado y, con la primavera luciendo en esplendor, el deshielo está a la orden del día.
Lo siguiente que necesitamos, además de ganas, es material adecuado. Los esquís, el trineo o pulka, las botas, las casetas y la comida los facilita la empresa noruega. El resto hay que llevarlo. Ropa de abrigo, ropa para agua, gafas de sol para nieve, termo, bolsa para agua, mochilas, petate, aseo, etc… va por cuenta del expedicionario. En el anterior artículo les detallé el contenido de mi petate. ¡Jamás había viajado con tanto!
¿Hace falta saber esquiar?
No, pero es muy recomendable. En este grupo éramos cinco canarios y dos de ellos con experiencia en nieve. Aun así cayeron una y otra vez, pues los esquís de travesía son diferentes – solo se anclan al pie por la punta, la superficie es más fina y se hunden con facilidad. Los otros tres no teníamos ni idea de esquiar, así que podrán imaginar que los primeros días caíamos como moscas. Pero como bien dicen Pedro Millán – el montañero de referencia y jefe de nuestro grupo – “con las caídas también se aprende”.
¿Cómo es un día de actividad?
La jornada comienza relativamente pronto, pues en primavera interesa esquiar y atravesar los lagos helados cuando el sol aún no castiga demasiado, aunque hay que tener en cuenta que nunca hay oscuridad total. El ocaso llega a las 21.30 horas y el sol regresa a lucir a las 03.30 horas de la madrugada. Esto se traduce en despertarse sobre las 06.00 horas para desayunar a las 07.00 horas y desmontar el campamento tras el desayuno. Hay mucho que recoger y todo lleva su tiempo. Las temperaturas diurnas están sobre unos 5 grados positivos y en la ‘supuesta noche’ sobre unos 5 grados negativos. Soportable.
La travesía discurre con paradas breves cada 50 minutos para beber agua y picar algo, y cada dos horas aproximadamente una parada más amplia. En el mediodía europeo – en torno a las 12.00 horas – se almuerza. Luego se continúa la actividad con las mismas paradas hasta llegar a las 18.00 horas para montar el siguiente campamento. Tengan en cuenta que la actividad requiere de un alto esfuerzo físico, mucha concentración para no caerse y para no romper demasiado el hielo de los lagos o evitar enterrarse en la nieve blanda. Es duro, pero divertido.
Hicimos una media de 20km cada día, que no es comprable a nuestras travesías andando o corriendo. Lo digo porque yo hago carreras de montaña y esto es otro mundo. Deslizarse por el hielo es mucho más cansado, más aún cuando no conoces la técnica.
¿Perros o algún tipo de ayuda mecánica?
El grupo lo formábamos cinco canarios (como he comentado anteriormente) y dos o tres noruegos. El jefe tuvo que dejarnos a mitad del recorrido pues tenía un viaje previsto. El grupo entonces lo comandaba la guía en compañía de un joven en prácticas. No teníamos ningún tipo de vehículo a motor o ayuda mecánica, tan solo una preciosa perra que tiraba de dos trineos con parte del material. Si te quedas mentido en el hielo nadie vendrá a sacarte de allí. Debes armarte de paciencia, sacar fuerzas y seguir adelante. ¡Emocionante, la verdad!
¿Qué se come?
Ya les he adelantado que los noruegos proveen de comida razonablemente buena. El desayuno es una bolsa muy calórica que contiene un preparado seco de avena, con frutos secos y leche en polvo a la cual le añades agua caliente que ellos mismos hierven en unos cacharros usando agua del lago en el que han realizado un agujero. El plato lo pone cada cual y luego lo lavas con la nieve y una toallita húmeda. No se pude usar ningún producto químico. A este “porridge” le hemos añadido gofio canario que le va muy bien.
A media mañana cada cual se nutre de un picoteo – generalmente frutos secos – pero nosotros además llevábamos plátanos, rapaduras, quesadillas, higos de El Hierro, etc… todo productos canarios, pues para mi reportaje conté con la colaboración de GastroCanarias que nos surtió con ricos productos de nuestra tierra.
El almuerzo lo protagoniza una bolsa de comida deshidratada que venden en tiendas deportivas y fabrica el ejército noruego. Se abre, se añade agua caliente del termo que habremos rellenado en el desayuno, lo removemos, cerramos la bolsa y esperamos 8 minutos. Nosotros, además, le añadimos chorizo de Teror, almogrote o queso de San Mateo, que sin duda está más rico que esa bolsa súper procesada.
La cena ya es algo más elaborada, pues los noruegos llevan unas bolsas al vacío con papas, zanahorias y una carne estofada muy rica. Todo lo ponen al baño María para calentarlo. Está muy rico, aun así nosotros también sumamos queso Maxorata con miel de palma, pejines y demás ricuras canarias. Como verán, no pasamos hambre. Es más, con este viaje he ganado medio kilo, aunque dicen los compañeros que de músculo, cosa que sinceramente dudo.
¿Cómo se duerme?
Pues se duerme como se puede, sinceramente. Aunque el sol se pone un rato la noche nunca llega, la claridad es total, así que uso un antifaz de avión para poder descansar y simular la noche. Eso sí, por la ‘noche’ si sales de la caseta para ir al ‘baño’ te desvelas por completo por la cantidad de luz que hay. A las 03.20 horas el sol ya brilla con esplendor. Las casetas son especiales, muy térmicas, y como se montan aún con el sol da tiempo a que se calienten- algo que se agradece y mucho – pues aunque es primavera y no hace demasiado frío, cuando el sol desaparece el termómetro baja de cero. Un buen saco es fundamental y debajo de este una colchoneta hinchable térmica especial para este tipo de climas. Para dormir usamos un pijama que es otra segunda piel igual que la utilizada para la actividad, una prenda térmica y muy pegada al cuerpo. La que sudamos durante el día está empapada, hay que retirarla para que se seque y evitar que se enfríe el cuerpo y ponerse la de recambio seca que usaremos para dormir.
Bueno, espero que les haya servido de pincelada para hacerse una idea. En unas semanas estará disponible el reportaje que llevará por título “Canarios en el Círculo Polar”. Veintiséis minutos con muchas risas y también algunos momentos de sufrimiento.