“Canciones para después de una guerra” en la Filmoteca CajaCanarias

La Fundación CajaCanarias continúa el próximo lunes, 23 de mayo, la programación de su nuevo ciclo cinematográfico, compuesto por diferentes producciones realizadas durante el período de Transición democrática, concretamente en la década de los años setenta, a proyectar a lo largo de los meses de mayo y junio. Para esta ocasión, el título seleccionado es “Canciones para después de una guerra” (1971), primera proyección de género documental dentro de la selección cinematográfica de este ciclo, y obra del cineasta Basilio Martín Patino. Como es habitual, la sesión tendrá lugar a partir de las 20:00 horas, en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, a un precio de dos euros por localidad.
“Canciones para después de una guerra” supone, en esencia, un elemento evocador de los años de posguerra en España a través de canciones populares, montadas sobre imágenes que buscan darle otro significado a las mismas. A lo largo del metraje de la cinta se incluyen piezas del género estrella durante el período inmediatamente posterior al fin de la Guerra Civil, la copla. Estrellita Castro, Miguel de Molina, Imperio Argentina, Celia Gámez o Concha Piquer resuenan en este clásico de la cinematografía nacional. De este modo, se superponen canciones populares de la época con el fin de dar un segundo significado, a menudo satírico, a lo que se muestra en pantalla, habiendo conseguido sortear la censura oficial con la aprobación de las imágenes de archivos utilizadas en la producción de manera que, no revestidas aún por el componente musical, eludían su mensaje completo a ojos de los censores. No obstante, su realización puede calificarse casi de clandestina y, en todo caso, no consiguió ser estrenada en España hasta 1976, meses después del fallecimiento de Francisco Franco. Y es que, una vez visionado el metraje final por importantes prebostes del régimen, no sólo se activó la prohibición total de su emisión, sino que también se ordenó, felizmente sin éxito, secuestrar y destruir el negativo original del filme, tal y como reconoció, casi dos décadas después, el propio director salmantino.