Consciencia

Mi experiencia es lo que estoy de acuerdo en atender. (William James)
¡No hago más que ver mujeres embarazadas por todos lados!, me decía una buena amiga que está esperando su tercer hijo. ¿Será una epidemia?, añadía bromeando.
Este fenómeno, que ocurre con frecuencia, y no solamente con el embarazo, es algo fácilmente comprensible, desde el punto de vista de la psicología.
Lo explica el sesgo de confirmación, que no es otra cosa que la búsqueda inconsciente de argumentos (en este caso, situaciones), que confirmen o corroboren la nuestra. Se aplica a alguien que no nos cae bien, y solamente veremos aquello que no nos gusta de él o de ella.
Ocurre lo mismo, por extensión, cuando vivimos una circunstancia como un embarazo, una boda, un divorcio, o una graduación de nuestros hijos. Es una elección sesgada de atención que provoca que pensemos que la única realidad es la que estamos viendo nosotros.
Habitualmente perdemos más del 90% de lo que pasa a nuestro alrededor, no lo vemos. Es como el angulo muerto del espejo del coche. Pero con la vida.
Es por esto que este fenómeno que nos ocurre con el sesgo de confirmación se convierte en una magnífica excusa para llamar la atención sobre nuestro “piloto automático vital”, que no es otra cosa que un abandono de la experiencia misma de vivir.
Mi propuesta de hoy, va por ahí. Intentemos ser conscientes ¡lo más posible! Disfrutar intensamente de cada momento que nos regala la vida. No sabremos nunca lo que nos estamos perdiendo hasta que, desafortunadamente, no esté. Y esto es aplicable a personas queridas, juventud, oportunidades de trabajo … o al recorrido que hacemos a diario para ir a nuestro puesto de trabajo.
A veces es tan sencillo como levantar la vista y mirar, abrir los oídos y escuchar … para darnos cuenta que mucho de lo que anhelamos, ya lo tenemos.