La agricultura es clave

A pesar de los logros conseguidos en agricultura, las granjas de África subsahariana siguen siendo mucho menos productivas que las de Asia o América Latina. La región en su conjunto exporta menos productos agrícolas que un solo país como es Tailandia, por poner un ejemplo que sirva de comparación.
La realidad es que la agricultura sigue siendo inestable en un continente con un clima variable y poco regadío. Sin embargo, hoy los agricultores tienen mayor protección cuando el desastre llega.
La mayoría de los países africanos viven situaciones mucho más pacíficas y mejores que las que tenían hace solo unos años. Por otra parte, los agricultores ya no se ven sometidos a las reglas fijas de economías socialistas o coloniales, que les imponían cultivos obligatorios o la prohibición de vender sus productos libremente en los mercados. Los aranceles fronterizos son más bajos, y en algunas regiones del continente están desapareciendo, y las prohibiciones a la exportación son excepciones en la actualidad y no la norma como anteriormente.
Quizás la primera consecuencia de estos aires de libertad es que la innovación se está acelerando en el sector agrícola. Por ejemplo, África está viviendo una explosión de empresas de semillas que producen híbridos inteligentes, que pueden soportar las sequías y resistir a las enfermedades.
Pero el progreso conseguido hasta el momento no es suficiente. La agricultura es esencial para el crecimiento económico de todo el continente. En África subsahariana todavía viven más personas en el campo que en las ciudades. Además, en esta región no se ha desarrollado una industria que tire de gran cantidad de mano de obra y que produzca riqueza. Por ejemplo, África sigue exportando granos de cacao en vez de cacao en polvo. Del continente sale el producto agrícola que es transformado en cualquier otra parte del mundo, cuando si las dos funciones se hicieran en el mismo país se generaría más riqueza, más empleo y se abaratarían mucho los costes de producción.
Se necesitan reformas profundas del sector. Uno de los grandes retos que queda a los gobiernos africanos es el de desmantelar las barreras que restan a la innovación en la agricultura. Además de invertir en mejorar las comunicaciones.
No se puede negar que África se está urbanizando y que las ciudades del sur del Sáhara crecen a ritmos acelerados. Sus habitantes necesitan productos básicos, como hortalizas, frutas, carne…, lo cual representa una gran oportunidad para los agricultores y granjeros locales. Pero estos siempre se encuentran con el mismo problema, el alto coste del transporte y la dificultad de trasladar sus mercancías desde las granjas a los mercados. Evidentemente, esto hace que los productos de los campesinos locales no sean competitivos o no lleguen en buenas condiciones a la mesa de los consumidores.
En sentido inverso, la dificultad y alto coste del transporte hace que fertilizantes y semillas demoren su llegada a los lugares de producción y que lo hagan también a precios mucho más elevados de lo que sería razonablemente deseable.
También sería de gran ayuda que los campesinos, en particular las mujeres, tuvieran reconocidos de forma clara y explícita los derechos sobre la tierra, con títulos adecuados, lo que les animaría a hacer inversiones a largo plazo sobre la tierra e incluso utilizar esta como garantía de nuevos préstamos.
Es reconfortante recibir estas buenas noticias y ver que, al menos en este sector, la mayoría de África subsahariana está siguiendo la dirección adecuada, aunque aún quede mucho por mejorar.
(*) Chema Caballero fue misionero javeriano y dirigió el programa para recuperar a los niños soldado en Sierra Leona