Javier Reverte: “Con los años buscas destinos más cómodos”

Por Carlos Fuentes
Un viaje alrededor de Javier Reverte siempre cunde. Autor de largo recorrido, viajero por África, América y Europa, el escritor madrileño regresó a la isla de Tenerife para participar en el festival de literatura de viajes Periplo celebrado en Puerto de la Cruz. Allí presentó su nueva publicación, un libro construido como diario de viajes sobre su estancia de tres meses en Nueva York. Atrás quedan otras andanzas mundiales ya publicadas sobre África en forma de trilogía (El sueño de África, Vagabundo en África y Los caminos perdidos de África) y sus libros sobre el Mediterráneo (Corazón de Ulises), Italia (Un otoño romano) e Irlanda (Canta Irlanda). “Con los años vas buscando destinos más cómodos”, sostiene el autor de El río de la desolación, su narración de 2004 tras un viaje por el río Amazonas.
Ahora el libro New York, New York es un ajuste de cuentas sentimental con la ciudad de las ciudades. La capital del otro lado del mundo, la metrópoli del mundo. “Roma fue la gran ciudad de la antigüedad y Nueva York es la capital del imperio actual. Roma es el pasado y Nueva York es el presente, la energía del presente”, explica Reverte sobre su nueva obra, la primera que realiza con formato de diario de viajes. “No había trabajado nunca en clave de diario, cada libro es muy distinto y ahora apetecía probar esta fórmula”.
Como colección de notas ágiles y lectura amena, New York, New York permite acompañar al autor en sus paseos por la ciudad, reflexionar sobre enfoques sociales y culturales en sus itinerarios neoyorkinos y, en esencia, viajar sin salir del sillón de casa. Que se supone que es a lo que aspiran los libros de viajes, la buena literatura de viajes. “Aquí en España existe un cierto desdén por Estados Unidos, sobre en el sector progresista de la sociedad, y es verdad que el país tiene elementos muy criticables como el racismo, la opresión o lo que hizo en Vietnam y América Latina”, reflexiona Reverte, “pero también es cierto que es un país con un pálpito creativo enorme que ha dado muchos avances en artes y ciencias”.
Para sorpresa de muchos, las aventuras urbanas de New York, New York revelan al lector una ciudad más humana de lo que parece (y aparece) por la televisión de cada día. Una ciudad que se ha construido por oleadas de migrantes americanos y extranjeros, pero que mantiene una pulsión cotidiana pegada al asfalto. La vida es la calle. “Es que Nueva York es un sitio acogedor y yo procuré sentirme como si fuera un neoyorkino más”, asegura su autor. “A veces tenía la sensación de que mi barrio era un pequeño pueblo, en cierto modo un pueblo del siglo XIX, pero con una gente que va muy deprisa, que vive deprisa”.