La energía verde se impone en África

África puede ser la primera región del mundo que impulse su crecimiento económico con energías renovables, dejando por el camino los combustibles fósiles como el carbón y disminuyendo su dependencia del petróleo.
El hecho de que el precio de los paneles solares haya caído grandemente en los últimos años está ayudando a esta tendencia. Ya en 2014, un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), afirmaba que el precio de los paneles había descendido un 80 % en los últimos cinco años. Todo indica que esta caída continuará, al menos, hasta el año 2020. Este fenómeno es extensible a las otras energías renovables.
Los factores que han influido en esta tendencia son múltiples. Hoy día, las tecnologías utilizadas en este campo son mucho más eficientes ya que ahora son capaces de generara energía incluso en condiciones menos óptimas: con poco viento, bajas velocidades o baja irradiación solar. Lo que unido a que las técnicas de almacenamiento de energía están mejorando rápidamente y a las políticas energéticas impulsadas por la Unión Europea, Estados Unidos y China, principalmente, han posibilitado un desplome de los precios.
Esto beneficia de forma muy especial a África donde la demanda de energía crece continuamente. Y donde la bajada de los precios del petróleo afecta grandemente a los países exportadores como Angola, Argelia, Libia y Nigeria que se dan cuenta de que no pueden seguir ligando su desarrollo a la exportación de crudo y deben optar por nuevas tecnologías.
Todos estos factores están detrás de la opción por las energías renovables que se está produciendo en la mayoría de los países africanos.
Todo indica que para el año 2030, el 22 % de la energía que África necesita podría provenir de medios locales, limpios y renovables. Esto representa cuatro veces más que el 5 % de hoy en día. Si realmente se alcanzase este objetivo, se podría terminar con los cortes de electricidad tan frecuentes en muchas ciudades africanas, acercar la corriente hasta las zonas rurales, favorecer el crecimiento de la industria y de los emprendedores o generar prosperidad en todo el continente.
Los cimientos de este cambio están plantando en este preciso momento. Vemos un par de ejemplos.
Marruecos ha inaugurado la primera fase de Noor, la central solar más grande del mundo, que permitirá al país acceder a la independencia energética. Situada a las puertas del desierto ha supuesto una inversión de 6.5 millones de euro. El gobierno marroquí piensa que de aquí a 15 años el 40 % de las necesidades energéticas del país procederán de fuentes renovables, para lo cual prevé la instalación de al menos 700.000 paneles solares en todo el territorio nacional.
El rapero de origen senegalés Akon, a través de su fundación y la iniciativa Akon iluminando África (ALA), se ha empeñado en abastecer de electricidad a todos los hogares africanos para el año 2020.
Con tal objetivo ha creado una academia de energía solar en Bamako, la capital de Malí, donde se forman jóvenes para trabajar en este sector.
Evidentemente, las energías renovables pueden abaratar el coste de la electricidad haciéndola más asequible a la mayoría de la población africana. La bajada de costes también impulsará el establecimiento de nuevas empresas y la inversión extranjera en el continente.
(*) Chema Caballero fue misionero javeriano y dirigió el programa para recuperar a los niños soldado en Sierra Leona