Hermana Radio: Alberto Delgado y Profesor Javaloyes

Hoy nos reunimos con dos (¿o uno?) auténticas figuras de la radio en Canarias. Uno, Alberto Delgado Núñez ( Santa Cruz de Tenerife, 1958) profesional del Derecho, diplomado en Relaciones Laborales, se ha dedicado en los últimos 33 años al asesoramiento fiscal y tributario en el despacho Andrés Delgado Núñez. El otro, profesor Narciso Profesor Javaloyes (desde antes de La Nada, más allá del bien y del mal, hasta el final de los tiempos) protomártir del Paracientifismo Moderno, Lord Protector de la Casa de Windsor de Inglaterra y último Librepensador… Realmente nunca supe bien hasta dónde llega uno y adónde piensa terminar el otro. No se lo pierdan.
¿En qué año empezaste a hacer radio?
Mi primera participación como colaborador en un programa fue en el año 1985.
¿Cómo y por qué?
Por compromiso, arrastrado y obligado literalmente por mi hermano Antonio que comenzó un programa (Las tardes no están contadas) en Radio Nacional de España en el verano de aquel año, siendo director de la emisora José Antonio Pardellas, alguien fundamental en nuestra trayectoria radiofónica, al que debemos nuestra presencia en este medio y al que estaremos agradecidos toda la vida. Por otra parte mi hermano Antonio fue la persona que me descubrió la radio desde muy pequeño y de su mano inicié con ella un amor y una pasión inquebrantable y fiel que dura hasta hoy en un idilio permanente que ya sé que nunca tendrá fin.
¿Qué emisoras escuchabas entonces?
Mis recuerdos, a los que difícilmente logro situar con fecha exacta, son mi llegada del colegio, ansioso por escuchar Chiquilandia en la Radio Club Tenerife EAJ43 de entonces, con Miguel Rodriguez (en su papel de Miguelín bonachón), los maravillosos Cuentos de Luzma y el locutorcito Juan Antonio, un niño que lo hacía espléndidamente bien y del que siempre he intentado saber si continuó de alguna forma vinculado a la radio, pero del que no he conseguido averiguar nada. También era fiel seguidor del Club Juvenil San Borondón, programa musical en Radio Juventud que más tarde pasaría a denominarse Radiocadena. De aquellas emisiones recuerdo a un joven pero ya experimentado Juan Hernández, al desaparecido Tomás Correa, a Manolo Negrín, a Domingo Álvarez y a Eli Perdomo entre otros. Me encantaba también un joven Carlos Alberto Hernández Hernández, dotado de una voz fascinante y su forma de hacer radio en sus programas Chicharro Express y Puro Plástico en Radio Club Tenerife
¿Voces y programas?
Bueno, La caravana de la simpatía era un clásico en mi casa, como en casi todas en mi infancia. Pero además , muy jóvenes, casi adolescentes, mi hermano Antonio y yo subíamos de noche a una habitación que tenía nuestra casa en la azotea en donde nos aguardaba lo que era para nosotros un auténtico tesoro. Era una radio antigua ya en aquella época, grande y de aspecto mágico con la que conseguíamos oír emisoras como Radio Moscú o Radio Tirana (Albania) en sus emisiones en español. Nos sentíamos como una especie de maquis en las películas de espías. Radio Neederlands también ofrecía un programa en español muy interesante. Clásicos populares con Fernando Argenta me enganchó desde el primer día, y para mí fue un shock su desaparición de la parrilla de RNE en 2008. Con intensidad y nostalgia recuerdo las Historias de Medianoche de Narciso Chicho Ibáñez Serrador que contaba con voces de actores como José María Escuer, Rosa María Belda o el propio padre de Chicho, el gran Narciso Ibáñez Menta. La calle 42, en Radio 1 de Nacional de España, con José María Pou y Concha Barral no me la perdía por nada. Pero si algo me marcó de verdad fueron aquellas maravillas en Radio 3 llamadas Tris, Tras, Tres con Carlos Faraco, su inseparable Fernando Luna y Lourdes Guerras, acompañados de componentes del Cuadro de Actores de Radio Nacional y al que se sumaban voces de diversos programas de Radio Nacional y Radio Exterior como Rafael Taibo o Blanca Gala. O despertarme con Chichirichachi en Radio 3, presentado por Juan Suárez Barquero y Sara Vítores. Siempre deseé hacer con mi hermano Antonio un programa en ese estilo, algo que finalmente creo que de alguna manera finalmente conseguimos.
¿Y ahora?
Fundamentalmente me nutro de radio musical combinada con algunos programas que, por uno u otro motivo, me interesan. Escucho Radio Clásica bastante tiempo a lo largo del día. Comienzo con los programas despertador de M80 que ésta temporada está a cargo de Juan Luis Cano, componente de Gomaespuma. Más tarde me conecto a Esradio y su Es la mañana de Federico con Federico Jiménez Losantos, un comunicador gigantesco al margen de otras consideraciones ideológicas o políticas. Reconozco que emisoras locales no estoy escuchando prácticamente ninguna en la actualidad salvo momentos puntuales de La Trapera en Radio San Borondón. Escucho casi todas las noches En casa de Herrero con Luis Herrero y procuro no perderme su programa de los viernes, Cowboys de medianoche, en el que suma a José Luis Garci, Luis Alberto de Cuenca y Eduardo Torres-Dulce, un excelente programa para los amantes del cine, la literatura y la buena música . Los fines de semana son en la mañana para conectarme normalmente a No es un día cualquiera con Pepa Fernández.
¿De cuáles de las actividades, programas, etc desarrollados en tu vida estás más satisfecho y guardas mejor recuerdo?
Tiempo Abierto, el programa al que junto a Antonio Delgado, el mejor compañero y cómplice que se puede tener. Dediqué 17 años de mi existencia, y el viejo Profesor Javaloyes son una de las mejores experiencias que he vivido dentro y fuera del medio. Siempre, salvo contadas y justificadas ocasiones, en directo. Elaborábamos unos guiones meticulosos ayudados por una complicada red de pregrabados, cuñas, cortinillas, secuencias y efectos que se acoplaban sobre la marcha con precisión y que exponíamos con absoluta naturalidad, lo que nos permitía grandes dosis de improvisación producto precisamente de la solidez de un guión muy preparado y trabajado. Era nuestra forma de desarrollar una variada propuesta de creatividad radiofónica que mediante comedia en directo nos permitía llegar a nuestro objetivo final de hacer simplemente radio. Un espacio en libertad para una radio libre, algo que nunca fue para nosotros una meta sino un medio en permanente construcción. Y que sobre todo me aportó un enriquecimiento personal como locutor, guionista y sobre todo como productor sonoro que jamás había imaginado. Caso aparte es la del Profesor Javaloyes, que seguido por incondicionales fanáticos y detractores acérrimos tuvo la virtud de provocar la admiración tanto en unos como en otros, reportándome tanto enormes satisfacciones como auténticos disgustos y problemas desde su nacimiento. Acusado de ser una gran mentira, un farsante amparado en el anonimato, esas descalificaciones no dejan de ser sino consecuencia de la incapacidad de aquellos que no saben o no pueden discernir la diferencia entre una mentira y una ficción. El Profesor Javaloyes es para mí un hijo nacido en la más absoluta improvisación apenas media hora antes de comenzar a colaborar en aquel primer programa de 1985, al que adoro pero que me eclipsó totalmente desde el primer día tomando vida y camino propio. Hoy aún continúa por esas redes sociales como Facebook generando polémicas con sus historias increíbles pero absolutamente “verídicas”. Y si al principio dije que mi hermano Antonio me descubrió la radio y me introdujo en ella, mi etapa de nueve largos y queridos años en Radio Isla me permitió no sólo conocer y tratar a figuras como el llorado César Fernández Trujillo o José Antonio Pardellas, sino trabajar codo a codo con ellos. Con César en aquellas tertulias del Rifirrafe y los programas especiales de Carnaval que marcaron una época. Y con José Antonio Pardellas recuerdo con un cariño muy especial nuestros “encuentros” en una imaginaria cafetería en donde charlábamos, discutíamos y polemizábamos durante unos diez minutos a la semana, para terminar siempre cantando a modo de despedida el Amigos siempre amigos de la zarzuela Los Gavilanes. Tanto César como Pardellas me aportaron algo fundamental que añadir al amor que ya sentía yo por la radio. Aprendí con su ejemplo a respetarla y a tratarla con mimo. A prepararme y superarme continuamente para asumir la responsabilidad que supone enfrentarse a un micrófono y a una audiencia para ofrecer lo mejor de mí con un producto seriamente trabajado y digno. Con ellos forjé un cariño y esa admiración mutua que sólo pueden derivarse de una auténtica amistad.
¿Qué destacas de la radio de hoy?
La inmediatez, las enormes posibilidades de cobertura que ofrece internet para escuchar en directo cualquier emisora del planeta en tiempo real.
¿Y lo que no te gusta?
La falta de preparación tanto en la elaboración y ejecución de guiones como en la locución. Y sobre todo la absoluta falta de imaginación, porque eso es precisamente en gran parte la radio, magia, y de eso va quedando muy poco. Por eso el estancamiento general, porque sin imaginación y trabajo la radio se convierte en una especie de loro que aprende cuatro frases que repite hasta el aburrimiento.
¿Le ves futuro y cuál?
La radio fue, es y será. Lo que no tengo claro es en qué modo. ¿Quién podía imaginar hace 20 años lo que internet nos traería y a donde nos ha llevado?. ¿Cómo imaginar los medios y formatos que surgirán de aquí a cinco o diez años?. Pero la radio va a seguir viva, de eso no tengo dudas.
¿Radio por antena o por internet?
Yo soy fundamentalmente de transistor. Los tengo repartidos por la casa, baño, cocina, dormitorio y es mi forma de entenderla y seguirla. Pero reconozco que la alternativa de internet en determinadas condiciones es una opción que me ofrece la posibilidad de estar conectado y eso resulta fantástico.
¿Qué quieres añadir?
Me gustaría agradecer públicamente, además de al ya mencionado José Antonio Pardellas, tanto en su etapa de director en RNE como en Radio Isla Tenerife, la libertad y el cariño que nos brindaron en todas las emisoras por las que pasamos y especialmente a sus directores respectivos, Antonio Salazar en Azul Radio y César Rodríguez Placeres en Radio San Borondón. Siempre les estaré agradecido. Y por último quiero manifestar mi reconocimiento una personalidad de la radio local con la que nunca tuve la oportunidad de colaborar o trabajar, Francisco Padrón Hernández. Un autentico innovador, un visionario que supo entender el medio, la necesidad de renovarlo y que revolucionó la radio en Tenerife. Otras cosas quizá son opinables y en cuestión de sabores radiofónicos hay diferentes paladares, pero lo que resulta indiscutible es que en la radio tinerfeña hay una frontera clara que define hasta hoy un antes y un después. Esa línea la marcó con rotundidad Paco Padrón Hernández.