Por la dignidad de todo el pueblo negro

Desde Lumumba, Sankara hasta Madiba; los grandes líderes de mi querida África han dejado una asignatura pendiente en sus respectivas luchas por la emancipación y la dignidad de los pueblos africanos: no haberse levantado con vehemencia contra el sufrimiento del pueblo negro en los Estados Unidos de América. Porque entiendo que la esclavitud y la colonización de África tienen el mismo elemento racista y el mismo axioma moral: que los negros no tenemos ningún derecho a vivir libres. Por ello debemos trabajar para enriquecer a los blancos desde el día en que nacemos hasta que morimos y, sobre todo, hasta que muramos como raza.
La trata negrera nos esclavizó llevándonos a cultivar el trigo y el algodón del que ni las familias afroamericanas se beneficiaban. Es más, toda la riqueza que se ha generado desde esa época ha convertido a los Estados Unidos en la gran potencia que es hoy. Una potencia de la que las personas negras sólo participan porque son ellas las que la sufren en la política doméstica de los diferentes inquilinos de la Casa Blanca.
La colonización, a su vez, nos esclavizó en nuestras propias tierras y fincas, que empezaron a producir café, cacao y minerales en abundancia. Pero con la misma dinámica, ya que los beneficios se traían a Europa para construir castillos, carreteras y universidades. Ese sistema fue luego sustituido por el actual, en el que los viejos amos colocan en el poder a un títere para que nada cambie y al que le permiten todo tipo de chanchullos y lujos con el dinero que viene del sudor de nuestras madres y padres que trabajan de sol a sol.
No deja de ser extraño que, ante el panorama en el que vive la población negra en Estados Unidos, ningún líder africano lo haya puesto encima de la mesa. España está restituyendo la nacionalidad española a toda descendencia de los judíos que fueron expulsados por los Reyes Católicos a finales del siglo XV. ¿Por qué no hacer un plan continental para que las personas afroamericanas que quieran puedan integrarse en cualquier país africano? ¿Cómo quiere África recuperar su dignidad si no se reconcilia con esa parte de su Historia?
La mayoría de países de Europa con presencia de personas gitanas tienden a tratarlas como si se tratara de inmigrantes que llegaron de algún otro país. Pero en el caso de los negros de América, sí sabemos con claridad de dónde se los llevaron. Por ello, en mi opinión, siempre serán africanos. Porque para varias culturas africanas, las personas somos del lugar del que son nuestros ancestros, no de donde hemos nacido. No son hijos de esclavos. Son hausas de Nigeria, zulúes de Sudáfrica y ovimbundu de Benguela (Angola). Son bantús de cualquier país de los que brotaron de la balcanización del gran Congo, por ejemplo.
El año pasado leí una noticia sobre un conflicto entre los inmigrantes africanos que viven en Estados Unidos y personas afroamericanas, por una cuestión de apropiación cultural o identitaria. A los inmigrantes africanos les molestó que los afroamericanos se vistieran con telas africanas y practicaran ritos típicos de algunas culturas africanas. Eso es justo lo contrario de lo que necesitamos. Deberíamos celebrar que los afroamericanos quieran identificarse con África.
No pretendo con esto liberarles de su deber de luchar por la igualdad en el país que cofundaron y que levantaron con el esfuerzo de su trabajo. Todo lo contrario. Tienen ese derecho a ser felices en su país natal, que son los Estados Unidos. Sin embargo, ante esta situación indigna e inhumana, a lo mejor es tiempo de que sepan, a través del compromiso de la Unión Africana, que tienen otro hogar tan suyo como nuestro.
Me refiero a una suerte de plan conjunto de los estados africanos para nacionalizar, en cualquier país del continente, a los afroamericanos que lo deseen. Pido un acto de voluntad que restituya la dignidad del pueblo negro.
En esa línea se podría empezar aceptando a Haití como estado miembro de la Unión Africana, en lugar de permanecer en su estatus actual de observadora.
No sé adónde podremos ir si no reconocemos que Afroamérica y África son las dos partes del mismo corazón roto por el racismo y el imperialismo.
(*) Nico Mba es psicólogo social ecuatoguineano