Africa 3.0

Problemas en el oeste de Camerún

Los ciudadanos de la parte angloparlante de Camerún denuncian estar marginados con respecto a la mayoría francófona del país. En los últimos meses, ha habido un aumento de la tensión en la zona y las protestas y denuncias en las redes sociales, la mejor arma de los activistas, se han disparado. Al mismo tiempo, diversas manifestaciones y la represión violenta de estas por parte de las fuerzas de seguridad han radicalizado las posturas.

Todo se precipitó el pasado 17 de enero, cuando dos de los principales líderes del movimiento que pide mayor autonomía para las regiones de habla inglesa, Felix Agbor Nkongho y Fontem Neba, fueron arrestados. Lo que disparó las protestas en las redes sociales y condujo a un corte de los servicios de internet en estas zonas.

En Camerún hay dos regiones, Noreste y Sureste, que tienen como idioma oficial el inglés. En un primer momento, el país fue colonia alemana, pero tras la Primera Guerra Mundial el territorio se dividió en dos: el Camerún francés y el británico. Francia se asentó en la zona, mientras que Londres administró su parte desde Nigeria y la dividió en Camerún del Norte y Camerún del Sur. Muchos nativos de estos territorios se quejaron de ser una colonia de una colonia.

En 1960, el Camerún francés adquirió la independencia. En el mismo año también se independizó Nigeria y surgió la cuestión, que ya se debatía desde 1959, de qué hacer con el Camerún británico. Al final se optó por convocar un referéndum el 11 de febrero de 1961. La zona norte, de mayoría musulmana, decidió unirse a Nigeria, y el sur a Camerún.

Desde la reunificación del país en octubre de 1961, los habitantes de la zona siempre han acusado al gobierno de beneficiar a la mayoría francófona y a las otras ocho regiones del país en detrimento de ellos.

Los líderes del oeste alegan que los angloparlantes son tratados como ciudadanos de segunda clase, están marginados en asuntos como el acceso a la educación o al sistema judicial, carecen de la adecuada representación en el gobierno del país y no se están beneficiando de los dividendos del petróleo extraído en la región.

Todas estas quejas dieron lugar a la formación, en 1993, del Southern Cameroons National Party (SCNC), que en la actualidad defiende la autodeterminación de la zona anglófona de Camerún, por lo que en 2001, el partido fue declarado ilegal.

En los últimos meses, las demandas de los líderes de la región van más encaminadas a reclamar un referéndum que abra paso al federalismo, adquiriendo las regiones anglófonas mayor autonomía, que a pedir la independencia.

Según African Arguments, la escalada de tensión en la región comenzó en mayo de 2015, cuando The Common Law Lawyers Association  (asociación de abogados anglófonos) envió una carta al presidente del país, Paul Biya, oponiéndose al nombramiento de jueces educados en la zona francófona por no entender el sistema legal británico que es el que impera en esa parte del país. Pedía la retirada de los magistrados y demandaban la restauración del federalismo al que se puso fin con la constitución de 1972.

Ante la no respuesta del gobierno, en octubre de 2016, los abogados organizaron una huelga y manifestaciones.

El 21 noviembre, la campaña se intensificó cuando cientos de profesores se unieron a la huelga de los abogados para protestar contra la imposición del francés en las escuelas.

El 29 de noviembre, los estudiantes de la Universidad de Buea (la más importane de la zona) también empezaron una protesta que fue fuertemente reprimida por las fuerzas de seguridad. Los jóvenes subieron rápidamente vídeos y fotos a las redes sociales para mostrar la fuerza de la represión: palizas, uso de botes de humo e incluso denunciaban violaciones.

Dada la fuerza que la protesta había cogido en las redes sociales, el gobierno de Yaundé decidió cortar el acceso a internet en las regiones del oeste de Camerún, en un intento de terminar con las revueltas.

La respuesta de los activistas fue lanzar, con el apoyo de aquellos que están fuera de la zona, como muchos jóvenes que estudian o trabajan en Yaundé o Douala, las grandes ciudades del país, o en la diáspora, una campaña bajo la etiqueta #BringBackOurInternet (devuélvenos nuestra internet) para dar visibilidad a su protesta.

El último paso dado por estas personas ha sido crear un campo de internautas refugiados en la frontera entre las regiones de Suroeste y Litoral, donde se empieza a coger la señal de internet. Hasta allí se han desplazado no solo los activistas sino también muchos emprendedores cuyos negocios dependen, en gran parte, de poder conectarse a la red.

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