Nicolás Castellano presenta el libro del niño de la maleta en CajaCanarias

El periodista Nicolás Castellano presentará en Tenerife su último libro, Me llamo Adou, en el que cuenta con todo detalle cómo en mayo de 2015 un pequeño de siete años acabó pasando un escáner del puesto fronterizo de Ceuta en el interior de una maleta, dramática imagen que dio la vuelta al mundo. La presentación será el jueves, 27, a las 20 horas en la Fundación CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife.
“La historia con nombre propio, el de Adou, lo que acaba descubriendo es la arbitrariedad y la dureza con la que se regula en España y en Europa la reagrupación familiar”, manifestaba Nicolás Castellano hace unas semanas en una entrevista concedida a Canarias3puntocero.
El testimonio del guardia civil que encontró a Adou es elocuente, según recuerda Editorial Planeta en la nota del lanzamiento de este libro: “Recuerdo su mirada. Aquel niño tenía los ojos muy grandes y estaba viendo a tanta gente en uniforme a su alrededor que me imagino que se estaría preguntando dónde estaba. Yo no sé cuánto tiempo habría pasado en la maleta, pero el crío estaba sorprendido, como diciendo qué pinto yo aquí, qué hago yo aquí, qué me está pasando”. Adou venía descalzo y sin pantalones, y uno de los guardias que lo trasladó después a la comandancia le compraría por el camino, de su bolsillo, ropa y unas zapatillas. Era, de nuevo, la solidaridad, la generosidad de la buena gente, que tampoco falta en esta historia: guardias civiles, voluntarios de la Cruz Roja, funcionarios comprensivos, abogados, vecinos de los Ouattara…
“Estamos acostumbrados a ver de todo. El dolor es rutina, el placer es rutina, el asombro es rutina”, escribe Luis García Montero en el prólogo de este libro. De vez en cuando, alguna imagen especialmente dura nos golpea la conciencia. Pero incluso en esos casos, el sentimiento no nos dura demasiado. Tiene razón García Montero cuando dice que “la piedad fugaz caracteriza nuestra vida líquida”. Sin embargo –quizá por aquello de que la muerte de un hombre es una tragedia y la de mil, una estadística- conviene retener algunas historias individuales, anclarlas en la memoria para que la terrible tragedia humana no se diluya en la frialdad de las cifras. Detrás de todas las tragedias no sólo hay seres humanos de carne y hueso, con un nombre, una familia y una historia, sino leyes injustas o mal aplicadas. De modo que las peripecias de quienes se juegan la vida para llegar desde África a Europa nos deberían obligar a pensar en las leyes que se hacen en nuestro nombre, en las grietas de la globalización. Como escribe una vez más Luis García Montero en el prólogo del libro, “la historia que nos cuenta Nicolás Castellano es un buen punto de partida para meditar el mundo en el que vivimos, el mundo que estamos haciendo”. Esa historia que nos cuenta Nicolás Castellano en este libro, o mejor –porque la historia viene de más atrás y continúa todavía-, la parte de la historia que nos saltó a la vista y nos golpeó en la cara sin que pudiéramos eludirla, ocurrió hace casi dos años.