La igualdad en la lucha canaria de Tenerife

“Que la lucha no sea un escaparate el Día de Canarias, sino algo que apoyemos todo el año y que cuente con la cobertura que se merece por parte de los medios públicos, especialmente la televisión”. Es la petición de estas cuatro mujeres que representan a decenas, quizás varios centenares, que se han integrado a un deporte tan tradicionalmente masculino. Los tiempos están cambiando, cantaba hace 50 años Bob Dylan. Y ahora también parece que ha llegado un nuevo cambio en la lucha canaria. En Canarias hay más de 3.000 licencias de luchadores, sólo en Tenerife 526 son niños. Y se trata de un deporte gratuito para los chicos. Al contrario de otros, por ejemplo el fútbol, la ropa de brega (que no se fabrica industrialmente, no se comercializa y es puramente artesanal), el transporte, agua, bocadillos, alojamientos y cualquier gasto lo asumen los directivos de cada equipo. Por eso se dice que entre las mejores directivas de todas las disciplinas deportivas, siempre habrá uno o varios de la lucha canaria.
Puntales, árbitros, aficionados, directivos del deporte autóctono de la lucha canaria cada vez más, con más o menos reticencias, están haciendo hueco a la presencia femenina. Hasta tal punto que algunos equipos ya tienen directivas con mayoría femenina. Luisa Ben-Laarbi Padrón es presidenta del Chimisay (Arafo), Carmen Julia Juli Cruz, tesorera de Los Campitos, Tatiana Chico, vicepresidenta de la Federación de Tenerife, de la que también es secretaria Toñy Pérez. “Somos el 50% de este país” reivindican al unísono, “no somos ni anecdóticas, ni superficiales, ni jarrones, ni objetos para lucirlos, simplemente un reflejo de la realidad actual de nuestro país”. Y con esa premisa, entramos en el terrero. (Las fotografías son de Álex Rosa):
“La lucha es lo nuestro, lo autóctono”, asegura Juli (a la izquierda, en la fotografía). “Es un orgullo y una ayuda enorme en el crecimiento personal de mi hijo; conoces a gente, viajas”, añade, Toñy Pérez (en la fotografía de abajo). Y lo hace con conocimiento de causa. Su hija, Tamara María, es campeona de Canarias. “Para mí, es la felicidad plena”, remata Juli, “me identifico mucho con este deporte, que es autóctono, me emociona”. Toñy habla de “añoranza de la gente que iba a los terceros y de aquellos que luchaban en una huerta si surgía; es algo muy nuestro que no hay en otro lugar”. Incluso Luisa advierte que, tal y como ha sido abandonado este deporte en los últimos años, “se puede llegar a perder y luego costará mucho más levantarlo”. “Está enferma”, coincide Juli, “pero sigue yendo mucha gente aún”. “La lucha va unida a unos valores que la hacen única”, expone Tatiana Chico, “como la nobleza, el compañerismo, la deportividad”.
La conversación pasa por recordar a África Meneses, una de las pioneras en el arbitraje “muy protestada por ser mujer y por su autoridad para imponerse”, recuerda Toñy Pérez. Ella entró en la lucha en Arafo. Herreña (isla frontera sur de Europa y cuna de luchadores míticos como Francis Pérez, El Pollito de la Frontera) recuerda con nostalgia y una sonrisa la primera vez que intentó ponerse unos pantalones que le prestaron, en los que cada pierna “era tan ancha como cuatro muslos de los míos”. Durante la charla con estas cinco mujeres descubro cómo se estropean las orejas de los luchadores (en las que ahora me fijo mucho más) por el roce de la lucha. Toñy quiere destacar algunas de sus luchas en Fuerteventura, de donde son, según ella, “las mejores luchadoras, como Inés Cano, muy noble”. Una lesión en el menisco la sacó del terrero. “Fue en el campo de Araya; se oyó un crujido y ahí se acabó todo”. No tanto, de la arena pasó a los despachos del Comité de Árbitros, Comité de Competición, Comité Regional de Árbitros y ahora en la nueva Federación de Tenerife, que preside el entusiasta Jeremías Hernández.
También de familia de luchadores, Juli se enamoró de un luchador y lleva más de 25 años como directiva de Los Campitos y es ella la que habla de lo difícil de ser mujer en un deporte y ambiente tradicionalmente de hombres. “Lo notas en muchos gestos, en los fichajes, en gente para la que seguimos sin existir”. Curioso cuando, según añade, “las que fichamos en muchas ocasiones somos las mujeres”. “No tienes más que ver las dependencias e instalaciones de un equipo para averiguar enseguida si es un hombre o una mujer quien está el frente”, asegura Juli Cruz. “Los salones de reuniones con todo en orden, la administración mejor ordenada, la contabilidad al día, mejores relaciones con los organismos e instituciones, mucho más orden en general”.
“Yo admiro mucho la labor de Juli y de Los Campitos”, apunta Luisa Ben-Laarbi, cuyo hijo también es luchador. Es la más realista del grupo, lindando el pesimismo. “Hay muchas veces en las que he pensado tirar la toalla, esto es muy duro, siempre pelear”. Lo único que la mantiene “es que un equipo de lucha es como una familia”.
“Un día fui a una luchada con un amigo y allí me enamoré de uno de los que competía”, recuerda Tatiana Chico, antes de que la mesa estalle en risas al comparar los terreros como adelantados al programa de televisión First Dates, que trata de establecer parejas entre los televidentes.
Mujeres, hombres y…
Y de ahí a hablar del atractivo de los luchadores, un paso: “Los luchadores triunfan”, coinciden las cinco, “son hombres muy fuertes, con los muslos bien definidos, con la misma magnitud corporal que de nobleza y un acusado sentido de la solidaridad, como se demostró con Berto de la Rosa”.
Tatiana Chico (foto de la derecha) ha sido mandadora (como se conoce en la lucha a los entrenadores) y ha presidido el Colegio de Árbitros, pero reconoce que “falta que nosotras mismas nos involucremos más”. “No es que no queramos, es que hace falta que todas nos creamos más que sí aportamos y mucho”, saltan varias a la vez. “Ya tenemos muchísimas responsabilidades en nuestras vidas y no queremos otra más”, en referencia a entrar más activamente en este deporte. “Aquí tenemos que romper, no uno, sino dos techos de cristal”, abanderan estas mujeres. “Se nos exige muchísimo más, se nos mira con lupa y una mala dirección no puede ser fruto de tu valía o no, siempre estará el género ahí, recordándotelo”. Discrepa Juli: “No lo veo así, invito a tus lectores a que vengan a un lucha y que lo comprueben por sí mismos”. Toñi y Luisa añaden más leña. A veces, aunque parezca una contradicción, las mayores enemigas de las mujeres que se involucran en la lucha, “son otras mujeres, y eso nunca lo he entendido, si nos podemos hundir, lo hacemos; la envidia nos mata”. Además, ya de forma generalizada, especialmente las árbitras son objeto de críticas desde la grada, con comentarios como “vete a fregar” o “vete a jugar con las Barbies”, porque no se atreven a decir las “frases más gruesas” que sí aseguran que les lanzan en algunas ocasiones.
Hace pocos meses tras una de las primeras reuniones de la nueva junta directiva en un ayuntamiento, en la foto oficial, “había mayoría de mujeres; y eso ya es una señal de que alguna transformación estamos protagonizando; ya no es algo extraordinario, ni nos llaman las chicas, ya es algo normal”.
El fútbol y los retos
Luisa saca un elemento diferenciador de la lucha, muy importante: “mientras la lucha es gratis para los niños, el fútbol no. Y eso marca mucho, desde los equipajes, los desplazamientos y los incentivos de los chicos”. Y, por recibir, también reciben críticas las empresas “que no escatiman millones en el Carnaval, en conciertos o en fiestas” y que no apoyan a la lucha. La presidenta del Chimisay señala, en contra de lo que pudiera creerse, que “hay tantos universitarios o más que en cualquier otro deporte y en muy pocos encontrarás tanta nobleza”. Toñy Pérez añade que frente a los presupuestos astronómicos del fútbol “aquí hay mucho amor al arte y muchísimas horas y vida familiar sacrificadas por la lucha, dejando las cosas de mi casa en un segundo plano”. “Incluso dinero”, apunta Juli, “dinero y tiempo”.
Entre los retos que encara la lucha en una isla como Tenerife, con su directiva recién estrenada, aparecen conceptos como “generar confianza, transparencia, credibilidad ante las instituciones; cuesta conseguir patrocinadores”. Juli coincide plenamente “en Primera División hablamos de un presupuesto de 70.000€ y tenemos que tocar a los patrocinadores; si confían en nosotros, nos repercutirá favorablemente”. También añade su creencia a ciegas de que “somos un deporte fuerte, en muy buen estado de salud, pero hay que hacer mucho más”. Para Toñy, uno de los retos de estos primeros meses es que “Tenerife vuelva a ser el referente deportivo que fue en el pasado”. Luisa (en la foto de la izquierda) pide unidad “que la lucha esté agrupada”.
No son los únicos compromisos. También se habla en la mesa de trasladar una imagen de la lucha “como un deporte serio, limpio, en el que se puede confiar”, con el compromiso de “recorrer uno a uno todos los municipios y sus clubes; si eso funciona, con unidad, nos irá mucho mejor. Mira lo que hemos logrado en pocos meses, más de 80.000 adhesiones en Facebook y 200 vídeos”, añaden.
Respecto al reto de esta nueva directiva de la federación de Lucha, Juli Cruz no duda en que tiene que ser “una mejor financiación de los equipos”, en lo que coincide Luisa: “un equipo mejor motiva más a los chicos”. Se insiste en conseguir un organismo “económicamente saneado, transparente y de todos los equipos de la isla” y Tatiana Chico se daría por satisfecha “si somos capaces de cumplir con nuestro programa electoral; ahí demostraremos que la confianza que nos han depositado valía la pena”.
Hay más objetivos para estos próximos meses:
- Desarrollar una comisión de igualdad con la Federación, Cabildo y Asociaciones de deporte femenino
- Redactar un decálogo por la igualdad
- Generar más presencia del deporte femenino en los medios de comunicación
- Educar en igualdad hasta que la presencia de la mujer sea tan normal como lo es en la vida misma
Dylan marcó un antes y un después con aquella mítica canción contra la segregación racial, la guerra del Vietnam y los políticos corruptos. Estas cinco mujeres, representantes de muchas más, están dispuestas a repetir aquella hazaña en una casa, como la lucha canaria, tradicionalmente dominada por los hombres. La mesa sigue encendida cuando se toca la cobertura por parte de los medios de comunicación. El papel de los medios públicos (televisiones y emisoras de radio) y el compromiso de las empresas privadas de comunicación en favor de este deporte autóctono queda en entredicho y marcado como una de las tareas a las que dedicará más horas la nueva directiva.