África subsahariana y telefonía móvil: de la diversión a la mejora de la calidad de vida

Si le preguntaran a un africano qué objeto se llevaría a una isla desierta dudaría entre una radio y un teléfono móvil, pero es muy probable que eligiera el teléfono móvil que además, dígase de paso, ya lleva radio incorporada. Dicen que África es el sitio en el que más ha tardado en penetrar el mercado de la telefónica móvil y, sin embargo, el número de abonados móviles está creciendo más rápido que en cualquier otra región del planeta.
El lector puede imaginarse el clásico ladrillo Nokia, aquellos teléfonos donde había que reducir el ‘que’ con una ‘k’ para no superar los caracteres, y en los que nos descargábamos las melodías pagando. Pero lo cierto es que, aunque estos teléfonos también se utilizan en el continente africano, lo que un viajero va a encontrar en África subsahariana, sea en una ciudad o en zona rural, son Smarphones. Según el informe The Mobile Economy Sub-Saharan Africa 2017 producido anualmente por el GSMA, de los 5.035 millones de personas que usan teléfonos móviles en el mundo, 436 millones están en África subsahariana, representado el 9% del total (el mismo porcentaje que Europa). Y de esos 436 millones, a finales de 2016 unos 300 millones utilizaban Smartphones.
En un pueblo de Senegal totalmente rural y apartado de todo, donde las casas están construidas de barro y la población se dedica a la agricultura, una joven tiene entre sus manos un Smartphone. En mitad del bosque del sur de Kenia, cerca del Masai Mara, un masai consulta su teléfono móvil para saber sobre Mali y hacer preguntas. En una heladería en Bamako, la capital de Mali, un grupo de amigas se hace selfies con el móvil y las editan con flores y corazones para ponerlas más tarde como foto de perfil en las redes sociales; y en una cafetería de Uagadugú, la capital de Burkina Faso, un cliente se sienta a la espera de otro alguien con tres teléfonos último modelo que superan las 5 pulgadas cada uno. Uno por cada compañía telefónica que opera en el país. Y estos son sólo algunos ejemplos.
Es muy habitual que buena parte de la población tenga dos o tres tarjetas SIM, en función del número de compañías telefónicas y, por ello, también se multiplican los móviles que llevan en el bolso. A veces un ladrillo y un Smartphone, otras veces incluso los últimos dos modelos de IPhone. Por eso, también es muy corriente que cuando das el número a alguien te pregunte por la compañía. En función de cuál sea utilizará uno u otro para que las llamadas sean más baratas. Y, además, algo muy repetido por los africanos, si en un momento una da problemas o no funciona en un determinado lugar, puede usar la otra. Así se explica que a finales de 2016 fueran 420 millones de suscriptores en África subsahariana, pero 731 millones las tarjetas SIM activas.
Empero, la telefonía en África subsahariana, y más usando Smartphone, va más allá de las llamadas o los mensajes de texto (SMS), los cuales, por cierto, se siguen utilizando con muchísima asiduidad en esta zona del planeta. Las redes sociales son también un punto fuerte en la relación del continente africano con los teléfonos móviles. Les permiten conectarse entre ellos, mostrar su desacuerdo con algo que no va bien en su país, crear una ola de indignación por un suceso concreto, y organizar eventos y manifestaciones. Algo que a los gobiernos no les hace ninguna gracia y cortan alguna red social concreta o Internet al completo, para evitar que el descontento del Pueblo pase de las redes sociales a las calles.
Facebook es la red social por excelencia, aunque Twitter también es muy utilizado en algunos países africanos que cuentan con activistas y blogueros que se expresan desde la red. En Burkina Faso, por ejemplo, esta red social está muy activa, sin embargo, en Níger apenas es utilizada.
Whatsapp y Viber también son utilizadas por los africanos, pero entre las dos aplicaciones Viber es la que más adeptos tiene. No obstante, últimamente se ha puesto de moda Snapchat, también muy de moda entre los adolescentes españoles. Esta aplicación móvil prioriza las fotos y si algo le gusta a los africanos son las selfies. Son muchos los que llenan su Facebook de selfies dando los buenos días o las buenas noches, añadiendo alguna frase reflexiva, dando gracias a Dios por algo, mostrando en qué parte del planeta se encuentran, o contando algo bueno que le ha acontecido. Por normal general, los me gusta llegan a ser centenares y los comentarios superan la veintena, incluso cuando la foto tiene una calidad cuestionable.
En Europa nos quejamos muchas veces de que cuando quedamos con nuestros amigos o familia estamos más pendientes del teléfono móvil que de las personas que en ese momento tenemos a nuestro lado. Sin embargo, esa realidad no es sólo europea. Con el avance de la telefonía móvil en la vida cotidiana de los africanos, esto también está ocurriendo aquí. Por eso, es de lo más normal ver a dos o tres amigas que han quedado y que una esté hablando con un amigo que se encuentra en otro país por alguna de las aplicaciones que permiten llamadas y otra esté mandando audios a alguna amiga de su barrio.
Pero también hay diferencias según los países. Un ejemplo es Google Maps, el servicio que ya viene instalado en los terminales y que se puede utilizar como GPS. Pues bien, si en Mali se lo enseñas a la gente y los taxistas para intentar llegar a destino, lo habitual es que se sorprendan y te digan, “esa aplicación que tienes es genial, ¡dime cómo la consigo!”; en Nairobi no hay que hacer alusión al sitio donde vas, ni las calles, izquierdas y derechas y edificios que hay en el camino. Basta con enseñarles el mapa para que se ubiquen rápidamente. Esto puede explicarse porque aplicaciones en Nairobi se utilizan aplicaciones como Uber, que permite tomar un taxi por un precio más bajo, pero no en Bamako, donde el sistema para no pegarse un susto con el precio final es discutirlo antes de montarse.
La telefonía móvil tiene mucha relevancia en África subsahariana. Como indica el informe del GSMA, en 2016 las tecnologías y los servicios móviles generaron 110.000 millones de dólares en África subsahariana, equivalente al 7,7% del PIB, y se espera que aumente a un 8,6% en 2020. Además, en este mismo año todo lo relacionado con la telefonía móvil generó 3,5 millones de puestos de trabajo en esta región del mundo.
Aunque en apariencia parezca que los móviles se utilizan como un modo de diversión, entre tanta Selfie, me gusta y mensajes de voz, la telefonía está sirviendo también en África para mejorar las condiciones de vida de muchos usuarios. Y es que los móviles están permitiendo el acceso a los servicios financieros de la inmensa mayoría de los africanos que no cumple los requisitos para abrirse una cuenta en el banco. A través del móvil se pueden pagar facturas de agua, luz e internet o hacer transferencias a familiares y amigos. Un ejemplo es M-Pesa, creado en 2007 en Kenia y que, según señala el último informe del GSMA, ha mejorado la situación de pobreza de 194.000 hogares desde sus inicios.
Pero hay más. En junio de 2015 Vodafone Ghana lanzó un servicio que informa vía SMS sobre asesoramiento agrícola, actualizaciones meteorológicas y precios de mercado, facilitando la toma de decisiones de los pequeños agricultores rurales y permitiendo el aumento de la productividad y ganancias. Este servicio contaba en diciembre de 2016 con más de 200.000 usuarios.
Parecido a este servicio se creó por Airtel Malawi uno relacionado con la información sobre nutrición materna e infantil, mejorando en un 14,5% el conocimiento sobre las prácticas adecuadas de lactancia materna. En cuanto a educación también se han realizado iniciativas con los teléfonos móviles, permitiendo el acceso al aprendizaje. Así es el caso de Tigo en Ruanda y Tanzania, que con EduMe ofrecía a los suscriptores aprender inglés combinando escucha, lectura, concursos y lecciones de audio de una manera interactiva. Y, por poner un último ejemplo de los cientos que podrían darse, la telefonía móvil también permite que en África subsahariana se pueda mejorar el registro de nacimiento que muchas veces se hacen con retraso o no se hace en las zonas rurales. Una realidad que explica por qué muchas personas tienen una edad en el documento de identidad y otra cuando les preguntas. Así, Tigo en Tanzania, junto a Unicef y el gobierno, desarrollaron una aplicación que, basada en los SMS, permite que el proceso de registro de nuevos nacidos sea más eficiente y accesible para los padres. Su éxito está claro pues, desde que se pusiera en marcha en 2013 y hasta hoy, se han registrado a través de este método 1,5 millones de niños.