Diamante para la paz

El pasado mes de marzo, un pastor de una iglesia cristiana encontró uno de los mayores diamantes del mundo en el este de Sierra Leona. La piedra, de 709 quilates, era la segunda más grande hallada en el país desde que en 1972 se descubriera la llamada Estrella de Sierra Leona (Star of Sierra Leone), de 969 quilates, el cuarto más grande del mundo. El actual ocupa el puesto treceavo.
El descubridor, Emmanuel Momoh, que realmente se gana la vida como minero artesanal ya que su labor como pastor no le proporciona gran retribución, bautizó su hallazgo con el nombre de Diamante de la paz y lo donó al Gobierno de Freetown durante un encuentro con el presidente Ernest Bai Koroma. Este generoso acto tuvo como objetivo que el dinero de su venta se destinase al desarrollo del país. El Ejecutivo recurrió a los mercados exteriores para sacar a la venta la gema. En un primer momento, pedía siete millones de euros por ella y al no conseguirlos las primeras veces que la sacó a la venta, decidió no aceptar las distintas ofertas que recibió y esperar mejor momento para volver a presentarla al mercado. Ahora, finalmente, se ha conformado con los seis millones y medio que ha conseguido en la última subasta donde la ha ofrecido. Esta tuvo lugar en Nueva York el pasado lunes 4 de diciembre. El comprador ha sido un joyero británico.
El pastor Momoh ha manifestado su frustración al no conseguir el precio de salida asignado en la subasta al diamante. “Es cierto que esperábamos obtener un poco más de dinero hoy”, declaró tras conocer el acuerdo alcanzado. “Pero según los expertos, es un precio justo en comparación con la calidad de este diamante, por lo que aceptamos lo que nos darán”. Él tenía razones para estar muy interesado en el precio final que alcanzase la piedra ya que, a pesar de haberla donado al Gobierno, todavía recibirá el 26% del precio de venta, en este caso 1,7 millones de euros. El Gobierno, por su parte, se lleva el 59% y el fondo de desarrollo de la región de Kono, de donde es originario el pastor y se encontró el diamante, el 15%. La promesa hecha por las autoridades es que este dinero se utilizará para mejorar educación, salud, energía y carreteras.
Kono es la región del este de Sierra Leona donde se concentran los principales yacimientos de diamantes de país. Fue por eso que sufrió mucho durante la guerra que asoló el país entre 1991 y 2002, que se caracterizó, entre otras coas, por financiarse gracias al control de los famosos Diamantes de sangre. A pesar de los años transcurridos y el dinero aportado a las arcas del país con su riqueza, Kono carece de la mayoría de los servicios básicos. Solo recientemente se ha concluido la carretera que conecta la región con el resto del país. Fuera de ella, solo existen caminos de tierra que se vuelven prácticamente intransitables durante la estación de las lluvias.
Durante meses, en Sierra Leona se especulaba con la desaparición del diamante por arte de las prácticas corruptas de varios ministros y funcionarios. A pesar de los constantes desmentidos realizados por las autoridades del país pocos eran los que realmente les daban veracidad. Ahora, el Gobierno ha recibido con alegría la noticia de su venta y quiere hacer bandera de este hecho para publicitar su gestión económica, social y de transparencia en los meses finales del mandato del actual presidente. Este deberá abandonar su cargo tras las elecciones programadas para marzo de 2018.
En la actualidad, la consigna más repetida en los círculos gubernamentales es que con esta venta se pone fin a la etapa más negra de la historia reciente del país, cuando los diamantes sirvieron para financiar muerte y terror y cambiar la sangre que los caracterizó por paz. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos está convencida de que poco, sino nada, de ese dinero llegará a su destino. Habrá que ver quién tiene razón.