Sergio Álvarez, una carrera por la vida

Fotos: Joaquín Ponce de León
Tiene 41 años y lleva doce años viviendo junto a una terrible dolencia. A la edad de 29, los médicos le detectaron a Sergio Álvarez un pénfigo vulgar, una enfermedad autoinmune que se caracteriza por la aparición de llagas y heridas en la piel. En su caso, de momento, sólo le ha afectado superficialmente. Si fuese al contrario y se expandiese por el interior de su cuerpo, las probabilidades de seguir haciendo deporte prácticamente se extinguirían.
Además, que se conozca, es la primera persona del planeta a la que se le ha detectado esta enfermedad siendo menor de 50 años. Y, sin embargo, no ha sido una excusa. Tiene claro que “esto te da la capacidad de ver las cosas de otra manera, ya que si no fuera por el deporte estaría muerto desde hace mucho”.
Sergio Álvarez es jugador de sóftbol en el Club Piratas, un equipo en el que se desempeña tanto en el sénior, aquel para mayores de 40 años, como en el absoluto, en el que juegan personas cuyas edades oscilan entre 16 y 40 años.
Pero él es una excepción, como los protagonistas de esta sección. Tanto deportiva como personalmente. Por si fuera poco, su apoyo en el deporte ha sido total. La enfermedad con la que convive, generalmente, tiene una esperanza de vida de tres años y él ya lleva doce. Juega a un grandísimo nivel y está en plena forma. Ni la enfermedad que padece ni tres tumores han conseguido pararle.
Además de todo ello, Sergio también hace carreras de alta montaña. Entrena todos los días corriendo siete kilómetros, participó en una de las pruebas de la Maratón del Meridiano y, también, en la de Frontera, ambas en El Hierro. En la primera, que fue en febrero del presente curso, finalizó en la vigésimo segunda posición de la clasificación general y segundo de su categoría –la de mayores de 40 años-. En la segunda, undécimo de 317 participantes y campeón de su categoría, triunfo del que más orgulloso se siente.
De ahora en adelante, Sergio Álvarez sólo ve seguir luchando e intentar quedar lo mejor posible con sus queridos piratas. Porque, según él, “la vida es espíritu. Se puede”. Levantándose a las seis de la mañana para ir a correr, trabajar, entrenar e ir al gimnasio. Y así sucesivamente. Se perderá el arranque del 2018 por una lesión en la cadera, que se debe a la cortisona que consume para paliar las dolencias de su infección. Y tiene que pasar por el quirófano.
Una vez consiga superar el post operatorio, se centrará en preparar el Campeonato de Canarias de Alta Montaña que se disputa en 2018. Ha superado 24 operaciones y, con todo, de lo que más ganas tiene es de vivir.
Sigue una máxima en la vida. La obtuvo tras una conversación con un médico, quien le dijo tras el diagnóstico de un tumor cerebral que el 99% de las opciones de supervivencia estaban en su cabeza y que el porcentaje restante dependía de un milagro. Álvarez no se encogió y, desde entonces, tiene claro que lo único de lo que se ha de preocupar es de que se cumpla el milagro.