Taj-Mahal, monumento al amor
La India, Taj-Mahal, nombres que al evocarlos, nos trasladan al mundo del exotismo y el misterio. En mi viaje iniciático a este milenario país, no podía dejar de visitar el famoso Taj-Mahal, una de las 7 maravillas del mundo. Así que, allí estaba yo, saboreando el momento de haber hecho realidad uno de mis más acariciados sueños, y nada más cruzar la gran puerta de acceso al recinto ajardinado, ya quedé impresionado con lo que mis ojos estaban viendo. Durante un largo tiempo, permanecí allí de pie, impregnándome del momento, abstraído y ajeno al fragor de los cientos de visitantes que pasaban a mi lado, entrando y saliendo por aquella monumental puerta. Tan absorto estaba, que ni siquiera hice uso de la cámara, en esos momentos, solo quería disfrutar de tan majestuoso espectáculo, dejando que mi espíritu se impregnara con las sensaciones que me provocaba, tan fantástica visión.
Vista de los jardínes y edificios del Taj-Mahal
Y es que el impresionante mausoleo construido por el emperador mogol Shaah Jahan, para albergar la tumba de su amada esposa Arjumand Bano, ha fascinado y servido como fuente de inspiración para multitud de viajeros, escritores, pintores y como no fotógrafos. Una fascinante construcción que combina elementos arquitectónicos de las culturas, islámica, india, persa e incluso turca, convertida a través de los siglos, en un legendario símbolo del amor eterno.
Pasado el momento de contemplación, vuelvo a imbuirme en mi papel de fotógrafo, y realizo multiples fotos desde cada ángulo posible. Con los personajes que por allí circulan, con las vacas, los jardines, los detalles arquitectónicos de exteriores e interiores, y en general a todo lo que me llame la atención. Que gran momento, sin duda, era una ocasión y un lugar únicos y la luz, estaba de mi parte.
Tenía conocimiento, por las documentaciones que había manejado en mi preparación previa al viaje, que detrás del complejo monumental, transcurría un pequeño río y que desde esa zona podría realizar unas tomas diferentes.
Tuve que sortear algunas calles de los barrios circundantes, hasta llegar a un amplio descampado. Desde donde a través de sucios y estrechos senderos, dirigí mis pasos hasta el río Yamuna (ese es su nombre), que transcurre a espaldas de tan majestuoso edificio. El río, está bastante contaminado y en sus orillas se acumulan toda clase de desperdicios y peces muertos.
Vista del Taj-Mahal, desde el río Yamuna
El mal olor que se respiraba en la zona era bastante desagradable, debido a la basura allí depositada. Pero una vez más, como en otras tantas ocasiones, los reporteros de paz, tenemos que sacrificarnos para poder obtener las imágenes deseadas. Por suerte las fotografías, solo ofrecen sensaciones a la vista y no al olfato.
